NUTRICIÓN Y ALZHÉIMER

El Alzheimer es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente en las personas mayores y su origen es desconocido. Se dice que este tipo de demencia es hereditaria y se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria y otras funciones cognitivas. Suele iniciarse entre los 40 y 90 años, con mayor frecuencia pasados los 65 años. Durante la enfermedad pueden ocurrir complicaciones como alteraciones conductuales, dificultades para realizar las actividades de la vida diaria y reducción de la independencia del paciente.

Es importante conocer la nutrición recomendada para las personas que enfrentan esta enfermedad.  Los pacientes presentan pérdida de peso progresiva, debido a la lesión que ocurre en los lóbulos temporales del cerebro. Cuando la enfermedad recién se inicia, los pacientes suelen desinteresarse por la comida y perder el apetito. La pérdida de peso es lenta, pero se puede controlar fácilmente. Cuando la enfermedad está más avanzada, puede complicarse con un cuadro de anorexia.

Las personas que padecen de esta condición acostumbran a deambular y eso les genera mayor gasto energético y aumento de los requerimientos nutricionales. En algunos casos, puede darse un incremento de peso debido a la ansiedad o a que comen más porque olvidan haberlo hecho.

Igual que en el Parkinson, los enfermos de Alzheimer suelen presentar trastornos en la deglución y en el paso de los alimentos (disfagia). Es uno de los trastornos del comportamiento alimentario que puede ocurrir a lo largo de esta enfermedad y en el 50 por ciento de los pacientes de cualquier tipo de demencia. El problema se debe a la falta de coordinación neuromuscular que ocasiona la enfermedad. Su aparición condiciona la evaluación clínica tanto por las complicaciones que conlleva, como por la malnutrición o neumonías por aspiración (principal causa de fallecimiento de los pacientes con demencia).

La enfermedad de Alzheimer es progresiva y con el paso de los años puede complicarse. Al mismo tiempo, la alimentación también debe variar. Por esta razón, se debe recurrir a un nutricionista para la adecuada atención del paciente.

En algunos casos, se puede llegar a recurrir a una alimentación artificial para mejorar su estado nutricional, previa evaluación y recomendación del nutricionista a cargo.

Se debe recordar:

  • Por muy mal que se encuentre la persona, comer y beber alimentos es siempre importante, porque tiene un efecto beneficioso en el aspecto emocional.
  • Dar de comer y beber alimentos a nuestros familiares es una manera de expresar amor e interés por ellos.
  • Tener siempre en cuenta que los alimentos deben presentar buen olor, sabor y color. Aunque nuestro familiar esté muy mal de salud, una alimentación bien presentada brinda beneficios psicológicos al paciente.

 

Finalmente, recuerda que si a ti no te parece agradable la comida que le vas a servir al paciente, no se la ofrezcas y trata de preparar algo sabroso, sin que deje de ser nutritivo.

 

Referencias bibliográficas

  • Valoración nutricional de los pacientes con trastornos neurodegenerativos en el Hospital José de Teruel. Tamara Sanchis Colás. Tesis pregrado. Facultad de enfermería. Universidad de Zaragoza.
  • Marbán (2007) Geriatría. El Sevier: Madrid.
  • Gil, ANGEL (2010) Tratado de nutrición: Nutrición clínica. Panamericana: Buenos Aires. Tratado de nutrición.
  • Camina, A, Barrera S, Domínguez L (2012) Presencia de malnutrición y riesgo de malnutrición en ancianos institucionalizados con demencia en función del tipo y estadio evolutivo. Nutrición Hospitalaria.

 

Lic. Ximena Chávez Alonso

Nutricionista Geriátrica - CNP 5738

Creadora y editora de la web: ximenachavez.com

Contacto: nutricionista@ximenachavez.com

Facebook: Ximena Chávez – Nutrición para el adulto mayor

 

 

09/07/2021

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