DISTRIBUCIÓN INTRACELULAR DEL MAGNESIO

 

Únicamente entre 1% y 3% del Mg. intracelular total existe como una forma ionizada libre del magnesio, que tiene una concentración estrechamente regulada de 0.5 a 1.0 mmol. La concentración celular total de Mg. puede variar desde 5 hasta 20 mmol., dependiendo del tipo de tejido estudiado; las concentraciones más altas de Mg. se encuentran en las células del músculo esquelético y cardiaco. Nuestra comprensión de la concentración y distribución del magnesio intracelular se ha facilitado por el desarrollo de técnicas de análisis de microsondas de electrones y tintes fluorescentes, empleando la espectrometría de microfluorescencia.

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El magnesio intracelular se encuentra formando, predominantemente, complejos con moléculas orgánicas (p. ej., con la adenosina trifosfatasa [ATPasa]), con las proteínas asociadas a la membrana celular y nuclear, con el ADN y el ARN, con enzimas, proteínas y citratos) o aislado dentro de organelas subcelulares (mitocondrias y retículo endoplasmático). Dentro de las células tiene lugar una distribución heterogénea de Mg, observándose concentraciones más altas en las áreas perinucleares, que son el lugar predominante del retículo endoplasmático. La concentración del Mg. ionizado libre intracelular está estrechamente regulada por el aislamiento intracelular y la formación de complejos. La concentración de Mg libre intracelular varía muy poco, incluso con grandes modificaciones en las concentraciones de magnesio intra- y extracelular total. ADP — adenosina difosfato; ATP — adenosina trifosfato; Ca+ — calcio ionizado.

 

Un síntoma severo de la carencia de magnesio es ver puntos negros que siguen la mirada o lucecitas al cerrar los ojos e inclusive tener cegueras temporales durante unos minutos.

El magnesio de los tejidos blandos funciona como cofactor de muchas enzimas involucradas en el metabolismo de energía, síntesis proteica, síntesis del ARN y ADN, así como en el mantenimiento del potencial eléctrico de tejidos nerviosos y membranas celulares. El rol de este elemento en la regulación de flujos de potasio y su participación en el metabolismo del calcio es particularmente importante con respecto a los efectos patológicos de la disminución de magnesio, que deprime el potasio celular y extracelular y exacerba los efectos de dietas bajas en potasio sobre el contenido de potasio celular. El potasio muscular disminuye a medida que se desarrolla la deficiencia de magnesio, y es virtualmente imposible reabastecer los tejidos de potasio a menos que el estado del magnesio vuelva a la normalidad. Además, el calcio plasmático bajo, a menudo se desarrolla a medida que declina el estado del magnesio. No está claro si esto ocurre porque se inhibe la descarga de la hormona paratiroidea o, más probablemente, debido a la reducción de la sensibilidad ósea a la hormona paratiroidea, lo que restringe así el retiro del calcio de la matriz del esqueleto.  

 

Entre 50% y 60% del magnesio corporal se localiza dentro del hueso, donde se cree que forma un componente superficial del componente mineral de la hidroxipatita (fosfato de calcio). Inicialmente mucho de este magnesio puede intercambiarse fácilmente con suero, y por lo tanto, representa una reserva de magnesio moderadamente accesible que puede estar disponible en caso de deficiencia. Sin embargo, la proporción de magnesio óseo en esta forma intercambiable, declina significativamente a medida que aumenta la edad.

 

Se piensa que aproximadamente el 35% del magnesio en plasma está enlazado no específicamente a proteínas. Las proporciones exactas de estas fracciones han sido sumamente difíciles de determinar con precisión, y hasta hace poco, no había manera de detectar rápidamente los valores de magnesio ionizado en sangre, suero o plasma.

 

El advenimiento del nuevo electrodo ion-selectivo para las mediciones del ion de magnesio extracelular, ha permitido la determinación del ion de magnesio en sangre entera, suero y plasma en voluntarios humanos normales saludables y en sujetos enfermos. Estos datos preliminares indican que el ion de magnesio sérico o plasmático es normalmente cerca al 71% del magnesio total.

 

Los suelos hoy en día carecen de magnesio y no se restituye, lo cual causa que los alimentos tengan cada vez menos cantidad de este mineral, causando grandes problemas en la salud poblacional.

También existe  una competencia entre el magnesio y el calcio por la captación de la mucosa; al aumentar la concentración de uno, disminuye la absorción del otro. He aquí dos factores que también aminoran la absorción de magnesio: ingestión abundante de fósforo y esteatorrea.

 

Las sustancias que mejoran la captación de agua en la mucosa, incrementan asimismo la absorción del magnesio. La excreción renal del magnesio representa el regulador fundamental de su metabolismo. La concentración plasmática de magnesio se mantiene bastante constante a unos 1.7 meq por litro (2-3 mg por dl como límite normal).

 

Al aumentar la ingestión de magnesio se intensifica su excreción urinaria y no se altera la concentración en el plasma. Si el aporte es bajo, su excreción urinaria alcanza un valor casi imperceptible; en cambio, ante un aporte muy escaso y prolongadamente bajo, su concentración en el plasma tiende a elevarse.

 

El magnesio es, como el potasio, un catión esencialmente intracelular. El plasma y los líquidos intersticiales no contienen más que una pequeña parte del magnesio del organismo. La mayor parte se sitúa en las células de los tejidos blandos y sobre todo en el esqueleto, donde parece estar bajo una forma fisiológicamente lábil.

 

El contenido total de magnesio de un adulto de aprox. 60 kg. es, de acuerdo con Martin y colaboradores y para Walker y colaboradores, de 19 a 21 gr.

 

Duckworth y Warnock, Widdowson y Mc Cance reportan cifras de magnesio total un poco más elevadas de 21 a 28 gr. para un adulto de 60 Kg. Sobre este total Woods estima en 70% la parte del esqueleto.

 

Se estima que la mayoría de los latinoamericanos adultos consumen menos del requerimiento promedio estimado de magnesio, teniendo efectos perjudiciales y declives potenciales en la función de la memoria.

El magnesio de los tejidos blandos, especialmente de magnesio muscular, ocupa la fracción restante.

 

La siguiente tabla extraída de las investigaciones de Magnus Levy, Brown, Cullen y Wilkins, establece la concentración media en magnesio en los principales tejidos blandos del cuerpo humano. Las cifras están dadas en gramos de magnesio por 1000 gr. de sustancia fresca. La tasa que corresponde al calcio está colocada en frente:

 

Sustancia fresca

magnesio

calcio

Piel

0.30

0.16

Músculo

0.18

0.07

Corazón

0.18

0.16

Riñón

0.21

0.13

Hígado

0.17

0.15

Cerebro

0.17

0.15

Páncreas

0.17

0.12

Bazo

0.17

0.12

Suprarrenales

0.19

0.20

Pulmón

0.16

0.07

 


Distribución del magnesio según Magnus Lévy, Brown, Cullen y Wilkins por cada 100 gr. de sustancia fresca.

 

Como hemos podido observar, la mayor parte de los tejidos blandos encierran más magnesio  que calcio.

 

La existencia de variaciones de la tasa de magnesio total según la edad ha sido discutida; negada por algunos, afirmada por otros, en particular Greenberg quien en un estudio experimental en ratones, halló un aumento del contenido de magnesio del ratón recién nacido hasta la cuarta semana. Esta tasa permaneció constante hasta la 11ª semana, y después decreció.

 

Parece que las variaciones del magnesio según la edad, afectan esencialmente el magnesio óseo que alcanza su máximo nivel en la pubertad.

 

En general el 70% total de magnesio está en los tejidos óseos y el 29% en los demás tejidos, principalmente hígado, riñones y testículos. El 1% restante es extracelular y está en el plasma y los jugos digestivos. En la práctica médica es importante conocer esta distribución.

 

Si el médico mide el magnesio plasmático de un paciente, deberá saber que estará evaluando solo el 1% de la cantidad total, y por ello, este resultado tendrá un valor muy relativo. Esta es la razón por la que se puede sufrir una gran carencia de magnesio, a pesar de que los análisis de plasma indiquen un nivel normal.

 

La cantidad de magnesio intraerocitario, es decir, el que está en los glóbulos rojos, tiene un valor más significativo, pues es el que contiene el 99% del magnesio que poseemos; esto es a nivel intracelular. Su déficit refleja con más exactitud una carencia real.

 

El nivel del magnesio en el plasma es de 18-25 mg por litro, mientras el del magnesio intraerocitario varía entre los 50 y los 70 mg. por litro.

 

Los incrementos significativos de la densidad mineral ósea del fémur se han asociado positivamente con el aumento de magnesio en los eritrocitos, cuando las dietas de las personas con enteropatía sensible al gluten se fortificaron con magnesio. Se sabe poco de otros roles del magnesio en los tejidos del esqueleto.

 

La serotonina, el químico cerebral del “me siento bien” que es estimulado por el Prozac, dependen del magnesio para su producción y función.

Los efectos patológicos de la deficiencia nutricional primaria de magnesio no son frecuentes en bebés y son aún menos comunes en adultos, a menos que un consumo relativamente bajo de magnesio esté acompañado por diarrea prolongada o excesiva pérdida urinaria de magnesio. La susceptibilidad a los efectos de la deficiencia de magnesio aumenta, cuando se incrementa marcadamente la demanda de magnesio debido a la recuperación del crecimiento tisular durante la rehabilitación de la desnutrición general. Los estudios han demostrado que un descenso de la excreción urinaria de magnesio durante la desnutrición proteico-energética (DPE), es acompañada por una reducida absorción intestinal de magnesio. El crecimiento compensador asociado con la recuperación de la DPE, solo se logra con un incremento sustancial del suministro de magnesio.

 

La mayoría de las consecuencias patológicas prematuras de la disminución de magnesio, son defectos neurológicos o neuromusculares, algunos de los cuales probablemente reflejan la influencia del magnesio sobre el flujo de potasio dentro de los tejidos. Así, la disminución del magnesio produce anorexia, náuseas, debilidad muscular, letargo, tambaleo y, si la deficiencia es prolongada, pérdida de peso. Junto con la gravedad y duración de la disminución, aumentan progresivamente las manifestaciones de hiperirritabilidad, hiperexcitabilidad, espasmos musculares y tetania; lo que finalmente produce convulsiones. En animales experimentales es común un incremento en la susceptibilidad al shock audiogénico. La arritmia cardiaca y el edema pulmonar frecuentemente tienen consecuencias fatales. Se ha sugerido que un estado de magnesio por debajo de lo recomendable, puede ser un factor en la causa de la cardiopatía coronaria e hipertensión, pero se necesita evidencia adicional.

 

¡Esperamos que esta información te haya sido útil!

 

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29/04/2022

 

 

 

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