SINCRONICIDAD, EL EXTRAÑO PODER DE LAS COINCIDENCIAS

personas sorprendidas

 

Para el psiquiatra Carl Gustav Jung (el mayor estudioso de este fenómeno), la sincronicidad es una coincidencia entre una realidad interior (subjetiva) y una realidad externa (objetiva), en la que los acontecimientos se vinculan a través del sentido que nosotros les damos.  Es la ocurrencia simultánea de al menos dos eventos que no presentan un vínculo causal, pero cuya asociación tiene sentido para la persona que los percibe.

 

Todos hemos vivido estas coincidencias, que llegan en el momento oportuno, que de repente nos ayudan a desbloquear una situación o solucionar un problema. Encuentras por casualidad a esa persona que te ayuda en tu proyecto, o ese libro que te ofrecen y que cambia tu vida, o ese viejo amigo que te llama cuando estabas pensando en él; o ves un anuncio que te da la idea que necesitabas, o incluso ese episodio de la serie que habla del problema al que te enfrentas actualmente.

 

Estos fenómenos misteriosos nos han cautivado desde siempre. En la antigua Grecia, Pitágoras hablaba de la “armonía de todas las cosas”. Heráclito también creía que el mundo estaba gobernado por un principio de totalidad.  Hipócrates, el padre de la medicina, creía que todas las partes del universo estaban unidas las unas con las otras. Una visión que le llevaba a explicar las coincidencias significativas como “elementos simpáticos” que se buscan los unos a los otros. En oriente, la filosofía taoísta o la espiritualidad budista o hinduista también concebían un universo interconectado e interdependiente.

 

Las sincronicidades están estrechamente relacionadas con lo que se llama intuición. Cuanto más abrimos nuestra mente y más aceptamos dejarnos sorprender, sin intentar comprenderlo todo, más se manifestarán.

 

Ser receptivos a estos eventos casi mágicos, a estas felices coincidencias, nos permiten refinar nuestra intuición para guiarnos mejor en nuestras decisiones.

 

 

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