EN NOMBRE DEL PADRE

 

Don José Santiago, padre del doctor José Luis Pérez-Albela, tiene 95 años y miles de consejos para regalarnos. Es por ello que los reunimos para que nos cuenten sus anécdotas y nos brinden algunas recomendaciones para tener una vida sana y llena de vitalidad.

 

Es padre de siete hijos. En realidad, dos de ellos son sus sobrinos, pero los crió tan abnegadamente como si fueran sus propios hijos. Además es abuelo de 22 nietos y tiene 3 bisnietos.

 

Fue un placer y una enorme motivación conversar con el patriarca de la familia Pérez-Albela Arias en persona, don José Santiago. Nos reunimos con él y con el doctor José Luis en un gran parque de esta nueva Lima, donde ambos retrocedieron en el tiempo y recordaron cuando la familia tuvo un puesto de frutas y la época en que don José Santiago empezó su labor como chofer profesional. También hablaron de la pasión que comparten, el deporte, y, sobretodo, de las claves para una vida plena y feliz. Disfrutemos de esta entretenida entrevista con dos hombres cuyos espíritus se mantienen jóvenes y radiantes.

 

Señor Santiago, ¿cuáles considera que son las principales reglas para una buena vida?

Lo principal es el amor, pues es la clave de todo. Hay que ofrecer este sentimiento no solo a nuestros seres queridos, sino también a nuestro cuerpo. Debemos tener una buena higiene y siempre estar de buen humor. Ser gratos y sinceros, honestos y pagar nuestras deudas, hacer mucho deporte, madrugar y ser más productores que consumidores. Cada vez que uno se acuesta antes de las doce, vale el doble.

 

¿Es cierto que cuando cumplió 80 años bailó cinco horas sin parar?

Sí. Incluso hay un video grabado. Cuando se baila uno demuestra su alegría, y esta se contagia, eso es positivo. Por suerte me gustan todos los bailes y es que debemos estar activos en todo momento. Otro de mis consejos es que caminen mucho; yo camino 30 cuadras tranquilo, con calma, así me mantengo en movimiento. Tengo muchos amigos de mi edad que no pueden caminar, yo los busco para animarlos a que tomen otra actitud frente a la vida y salgan a pasear un rato.

 

¿Qué tipo de alimento recomienda para sentirse con vitalidad?

Al igual que mi hijo José Luis, soy seguidor de la comida oriental a base de verduras. Tiene sabor y color. No endulzo el café con azúcar, solo uso algunas veces la panela (azúcar natural morena). No soy de comer mucha papa, prefiero el camote, uno de los frutos predilectos de los incas. No olvidemos bendecir siempre nuestros alimentos y tomar después de las comidas una bebida caliente para digerir mejor. Y por supuesto, el ayuno una vez al mes, este acto nos purifica, nos ayuda a eliminar las impurezas que podemos tener.

 

Doctor José Luis, ¿qué siente al tener un padre tan rebosante de vitalidad?

Realmente es hermoso contar con un padre que viva sano y que sea un ejemplo de vida, no solo para mí y su familia, sino para todas las personas que están a su alrededor. Es que él es amigo de todos. Él no es rencoroso, ni se resiente con la verdad; esto es lo que más enferma a las personas. Lo más importante es perdonarse y saber perdonar día a día; es una de las reglas básicas que he aprendido de mi padre. Él siempre está creando algo, mantiene su cerebro en actividad constantemente. Le encanta hacer cosas sin ser carpintero, ni constructor. Gracias a mi padre es que madrugo, pues me enseñó que ello generaba salud y prosperidad y creo que él es la prueba viviente de ello. Hay algo que quiero subrayar, mucha gente no le toma importancia al orden, por ejemplo, al álbum de fotografías. La gente nunca progresa porque no le tiene respeto a esa energía que está en el Feng Shui y a las reglas de prosperidad. Mi padre instintivamente creó un álbum con cartones engrapados y colocó varias fotos que estaban por ahí. Y es que nunca debemos dejar las cosas en desorden, pues nos quita energía. Debemos tener un orden y respeto, porque el desorden genera estrés. En el caso de las fotografías es falta de respeto a esos recuerdos que te dieron alegría en un momento. Debemos destacar también que mi padre es chofer profesional y tiene muchos consejos para brindarles a todas las personas que viven del volante.

 

Señor Santiago, ¿hace cuánto maneja?

Manejo desde hace mucho tiempo, desde muy joven. Mis tíos maternos eran mecánicos y con ellos aprendí el oficio. Estuve en Huaral laborando hasta que vine a Lima para ver lo de mi Libreta Militar, pero el destino quiso que me quedara aquí. Empecé en la Peruvian Autos, y cuando me casé, busqué un ingreso más y me compré un auto para hacer mis colectivos, pues antes no existían los ómnibus; éstos llegaron después. Luego me inscribí en la línea 24, de la cual tengo el recuerdo de buenos amigos. Mi número de transporte era el 88 y todos nos conocían, es más, José Luis laboró conmigo de chico, así que imagínense al doctor gritando: "¡Al fondo hay sitio!" (risas). Lo que siempre le he inculcado a mis hijos y que recomiendo a todos mis colegas es que cuiden su herramienta de labor, que mantengan el auto limpio y que revisen cada parte antes de salir. Recuerden que la imagen que queremos proyectar debemos hacerla visible también en nuestras cosas.

 

¿Qué consejos les daría a las personas que manejan?

Después de almuerzo, siempre una siesta de 15 a 20 minutos para descansar al cuerpo y relajar la mente, como dice mi hijo José Luis, para dejar reposar el motor y empezar con la misma fuerza. La siesta corta alarga la vida, es un nuevo amanecer. Deben manejar siempre mirando al frente; la mente no puede estar en dos cosas a la vez; hay algunos que escuchan la música a alto volumen o se ponen a leer los periódicos. Debemos estar bien sentados para que el peso del cuerpo no dañe las vértebras y no nos dé ganas de dormir al volante. Revisen y prueben su carro antes de salir a laborar, miren absolutamente todo, desde las llantas, la dirección, el motor y hasta el parabrisas. Y si estamos en una línea de transporte, nunca pasemos al compañero, respetemos los turnos y las reglas de tránsito, muchas veces a algunos les sonará tedioso, pero puede ser el factor que salve vidas, hasta la propia. Yo manejé hasta los 85 años, y si no lo sigo haciendo es porque a partir de esa edad ya no otorgan la licencia de conducir. Tengo la suerte de jamás haber sufrido un choque.

 

¿Y qué les diría a las personas que tienen su edad?

Que se mantengan activos, que sigan con la misma actitud frente a la vida como cuando eran jóvenes. Yo, de muchacho, jugaba básquet y futbol. Todos los sábados eran para hacer deporte. Hoy también lo hago junto a mis nietos y es una inmensa alegría. Les diría a mis contemporáneos que todo lo que han aprendido lo compartan con los más jóvenes, porque esas experiencias de vida son muy valiosas y tienen mucho más beneficio que todo el dinero del mundo. La clave para la longevidad es dar sin esperar, recibir con gratitud, sonreír siempre, simplificar lo complicado y dar amor a nuestros semejantes. Con ello, todo lo demás se hará fácil y tendremos una vida sana y feliz. Mira qué felicidad y qué orgullo siento como padre al estar en la revista de mi hijo, y por favor, cuenten conmigo para hablar de lo que fue, es y será una vida sana y llena de muchas alegrías.

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