EL DO IN COMO TERAPIA PARA ARMONIZAR LA ENERGÍA VITAL

 

Nosotros, los seres humanos, como todo aquello que nos rodea, somos una manifestación de la energía universal, con un centro muy condensado (yang) y una expansión progresiva (energía yin) hacia la periferia que escapa en último término a nuestros sentidos. Nuestros órganos, a los que llamamos materiales porque podemos tocarlos, verlos, pesarlos, etc., se prolongan a través de nervios en los que circulan corrientes nerviosas que representan otra forma de energía. Una energía más sutil, que si bien todavía es ignorada hasta nuestros días por la medicina occidental, es de sobra conocida por la acupuntura china. Circula por toda la superficie del cuerpo siguiendo meridianos cuyas trayectorias son específicas de cada órgano. Esta energía entra y sale de nuestro cuerpo por puntos que nos conectan con nuestro entorno inmediato y con todo el universo cósmico hasta el infinito.

 

Alrededor del cuerpo humano se irradia una energía conocida con el nombre de aura (la piel del alma o cuerpo bioplasmático). Las personas capaces de ver el aura saben que ésta se compone de un conjunto de energías correspondientes a cada parte del cuerpo. La expansión de la energía irradiada del ser humano no está limitada al aura.  Es bien sabido que por telepatía podemos entrar en contacto con otros seres.

 

La energía muy condensada, es compacta y densa en su centro, que representa la parte visible: huesos, músculos, nervios, órganos, etc. Por este armazón circulan corrientes del sistema nervioso y de la energía vital. Sin embargo, alrededor del cuerpo se irradia una energía correspondiente a todas las partes del mismo, que constituye una especie de capa de piel energética, el aura.

 

Cuando nuestros órganos enferman, o su funcionamiento no guarda la armonía conveniente, esta piel del alma, fiel reflejo del cuerpo, está toda enredada, erizada como, por decirlo de algún modo, una persona desaseada y desgreñada.

 

El arte del do-in consiste, mediante determinados ejercicios, pases a cierta distancia del cuerpo, palpaciones, masajes y martilleos, en reordenar esta piel energética, activar y armonizar la buena circulación de la energía en la superficie y en el interior del cuerpo. Al actuar así sobre la circulación de las energías sutiles, se actúa de manera indirecta sobre los órganos.

 

El hara, centro vital del ser humano

 

Conviene saber, además, que las energías de cada una de las partes del cuerpo circulan en armonía, cuya suma representa una espiral centrada en el hara, centro vital del ser humano situado algunos centímetros bajo el ombligo. Cuando las energías son disonantes, incluso si son potentes, la energía generada puede ser muy débil o nula en su totalidad, y es cuando aparece la fatiga y se carece de fuerza. Por el contrario, si todas las energías, aun las más débiles, actúan en armonía, la energía producida puede ser muy potente. Por ser el hara el centro de esta circulación vital, su acción es variada. El hara puede definirse como:

El centro de equilibrio, donde está ubicado el tercer centro de energía o chakra[1] (plexo solar o manipura);

 

El centro de la memoria, de los impulsos que preceden al pensamiento de la memoria del cuerpo.  El centro de la asimilación, son los intestinos, los cuales se enrollan alrededor del hara como una bobina de inducción alrededor de un electroimán. Cuanto más potente el hara, más poderosa la energía inducida en los intestinos. Esta energía es indispensable para la alquimia biológica que se produce a este nivel corporal y, sobre todo, en la síntesis de la hemoglobina. De igual modo sucede en todas las restantes funciones, inclusive la eliminación.

 

La práctica del do-in comprende tres partes:

 

 

  1. Las manipulaciones, cuya finalidad es la de distribuir bien la circulación de la energía, reactivar la energía estancada y recargar las zonas deficientes.
  2. Las tomas de prana mediante respiraciones profundas y movimientos apropiados para recargar el cuerpo de energía. Estas tomas de energía están facilitadas por el hecho de que el do-in incrementa la permeabilidad de los centros de energía (chakras) y meridianos.
  3. La concentración de la energía vital en el hara.

Efectos beneficiosos del Do In

 

  • Estimula la vida de los órganos, fortalece todas las funciones y las armoniza.

 

  • Previene las enfermedades, ya que devuelve la vida normal a un órgano en trance de debilitarse y de funcionar en desavenencia con el equilibrio natural.

 

  • Sirve de diagnóstico. Cuando un órgano tiene un funcionamiento deficiente, se manifiesta dolor en las zonas, meridianos y puntos correspondientes, lo que nos avisa acerca de ese estado mucho antes de ser advertidos por un dolor del propio órgano. Constituye, pues, una medicina preventiva que debería promoverse y aplicarse a todo nivel para todas las edades.

 

  • Permite alimentarnos y nutrirnos mejor, pues desarrolla nuestra sensibilidad y de forma gradual vamos prescindiendo de los alimentos nocivos para nuestro cuerpo sin que ello se sienta como un sacrificio.

 

  • Permite también comer menos cantidad de alimentos al intensificarse la asimilación, lo que da como resultado un descanso y revitalización de los órganos, aparatos y sistemas. Al requerir la asimilación menos energía, resultan beneficiadas las funciones de eliminación, lo cual acelera el proceso de purificación del cuerpo (la nutrición es pre-vida, la eliminación es vida). Al estar menos ocupado transmutando la energía terrestre representada por los alimentos sólidos, el cuerpo es más asequible a la recepción de las energías restantes. Es bien sabido que, cuando se come demasiado, la respiración se hace dificultosa. Por esta razón es mejor estudiar, meditar en el amanecer, porque al estar en ayuno la respiración y la inspiración es más profunda (es-tu-día = estudia de día), y es fácil comprobarlo con la práctica de simples ejercicios de pranayama . La práctica del do-in favorece, pues, la respiración y el aprovechamiento del aire absorbido.

 

  • Las otras energías más sutiles que recorren nuestro cuerpo y que son el alimento de nuestra intuición tienen, asimismo, una mejor recepción. Todo ello da como resultado un equilibrio más perfecto del cuerpo y de todas las funciones psíquicas y espirituales, una mayor sensibilidad, un desarrollo de la inteligencia intuitiva, más capacidad para darse, para comunicarse, para sentir, para comprender, etc.

02/08/2021

 

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