EL PAN ARTESANAL INTEGRAL, UN ALIMENTO OLVIDADO
Lo que nos cuenta la autora estadounidense Sue Becker en El libro esencial de harinas caseras es fascinante. Ella nos dice que antes de la década de 1900, la mayor parte del pan horneado en Estados Unidos se hacía en casa. El grano se molía en el molinero local o las casas tenían sus propios molinos. Las porciones de salvado y germen del grano integral contienen muchos nutrientes vitales para la buena salud y la porción de germen contiene aceites saludables. A finales del siglo XIX se inventaron los laminadores de acero que tamizaban el salvado y las porciones de germen, dejando una harina blanca que no se echaba a perder. Pensando que era un descubrimiento maravilloso, los laminadores de acero pronto reemplazaron a los molineros locales y en 1910 la harina y el pan blancos se convirtieron en alimento para el ser humano común.
Varias enfermedades se convirtieron en epidemias de inmediato y los funcionarios de salud atribuyeron el problema a la nueva harina blanca que se había apoderado del mercado. De los 25-30 nutrientes que se perdieron al eliminar el salvado y el germen, solo se reemplazaron 4.
Desafortunadamente, las vitaminas y minerales sintéticos que se usan para "enriquecer" o "fortificar" los alimentos, a menudo son sustancias que nuestro cuerpo no puede absorber fácilmente. Hoy en día, la mayor parte de lo que comemos ha sido tan alterado, procesado y con muchos conservantes, que difícilmente se le puede llamar pan.
Estudios recientes afirman que los cereales integrales reducen el riesgo de estos problemas de salud ahora comunes, pero Dios nos lo anunció desde un principio: En Deuteronomio 24: 6, Dios instruyó a los israelitas en prácticas comerciales sabias como moler el pan. Dios conocía la importancia del pan para mantener la vida y la salud. La capacidad de moler grano se equiparaba con la vida misma de una persona.
Regresemos al pan artesanal e integral, ese que alimenta de verdad.
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26/10/2021