TRABAJAR EN CASA

La necesidad de conciliar trabajo y familia, la ilusión de crear un nuevo proyecto, la falta de tiempo en la oficina o la imposición por una alerta sanitaria, entre otros motivos, ha hecho que la necesidad de trabajar en casa se haya convertido en algo habitual.

Trabajar en nuestra vivienda tiene factores favorables como un mejor aprovechamiento del tiempo, la comodidad y la posibilidad de desconectar con facilidad cada vez que nos saturamos.

Por el contrario, trabajar en casa también tiene factores que pueden debilitar la calidad del trabajo como la tendencia a la pereza, la facilidad de la distracción y algo muy importante a lo que no se le presta mucha atención: la falta de definición entre la energía de hogar y la energía de trabajo.

Hay viviendas que disponen de espacio suficiente como para crear una habitación dedicada exclusivamente al estudio o al trabajo. Esta posibilidad facilita crear un ambiente propicio según sea la actividad a realizar y facilita, al salir de él, conectar de nuevo con la energía del hogar. Sin embargo, hay multitud de viviendas que no ofrecen esta posibilidad. Esta circunstancia facilita que la energía del trabajo y la del hogar se diluyan consiguiendo mezclarse entre ellas y llegando a impedir una correcta experiencia de ambas.

Si eres de las personas que sienten la necesidad de trabajar desde casa y no dispones de una habitación para destinarla únicamente a ese fin, trata, en lo posible, de buscar un lugar para trabajar que te resulte sencillo, y una vez acabes, recoger y guardar.

Lograr la posibilidad de desplegar un espacio para trabajar y después poder recogerlo complemente, facilita y protege la independencia de ambas energías tanto en tu hogar como en ti, así como también en aquellas personas que viven contigo.

Lograrlo, además, facilita en tu interior la definición clara de tu posición en cada aspecto y mantiene activa tu lucidez sobre tu función y punto de aportación en cada momento.

A. Tarazona

10/02/2022