ORACIÓN AL CRISTO DEL CALVARIO

 

 

 

En esta tarde, Cristo del Calvario, vine a rogarte por mi carne enferma;

 

pero, al verte, mis ojos van y vienen de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

 

¿Cómo quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados?

 

¿Cómo mostrarte mis manos vacías, cuando las tuyas están llenas de heridas?

 

¿Cómo explicarte a ti mi soledad, cuando en la cruz alzado y solo estás?

 

¿Cómo explicarte que no tengo amor, cuando tienes rasgado el corazón?

 

Ahora ya no me acuerdo de nada, huyeron de mí todas mis dolencias.

 

El ímpetu del ruego que traía se me ahoga en la boca pedigüeña.

 

Y sólo pido no pedirte nada, estar aquí, junto a tu imagen muerta,

 

ir aprendiendo que el dolor es solo la llave santa de tu santa puerta.

 

 

Amén

 

 

Gabriela Mistral*

*Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga fue poeta, diplomática y pedagoga chilena. De origen humilde, Mistral se desempeñó como profesora en diversas escuelas y se convirtió en una importante pensadora respecto al rol de la educación pública. A partir de la década de 1920, Mistral tuvo una vida itinerante al desempeñarse como cónsul y representante en organismos internacionales en América y Europa. Por su labor poética, recibió el premio Nobel de Literatura en 1945, fue la primera mujer iberoamericana y la segunda persona latinoamericana en recibir un premio Nobel.

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