NO ME MUEVE SEÑOR, MI PECHO A QUERERTE…

 

Al acercarse la Semana Santa, queremos rendir un homenaje corto pero muy sentido al Maestro Jesús de Nazaret, el Cristo, en el que se refleja el real significado del amor en pocas pero elocuentes palabras.  Este Soneto, que retrata el sentimiento que nos conmueve de la pasión de Cristo, es una composición muy conocida, que ha generado abundante bibliografía y ha sido atribuida a numerosos autores (entre otros, a San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús, y también a San Francisco Javier y a San Ignacio de Loyola), pero en la actualidad se sigue considerando anónima.

 

El poema expresa la teoría del puro amor a Dios, con el que todos podemos identificarnos si ofrecemos amar sin esperar un premio eterno (cielo), y respetarlo sin temer un castigo igualmente eterno (infierno).

 

No me mueve, Señor, mi pecho a quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido.

 

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muéveme tus afrentas y tu muerte.

 

Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperase,
lo mismo que te quiero te quisiera.

 

 

31/03/2021

 

 

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