NO ME JUZGUES, SOY TU ESPEJO

 

Qué cierta es la frase de Lynn T. Aguirre. Todos somos muy ligeros para juzgar al otro, para criticarlo, para etiquetarlo, para descargar allí nuestras frustraciones, nuestros desengaños, nuestros miedos, nuestros vacíos…

 

Con qué facilidad "arreglamos" la vida del otro y no podemos con la nuestra. Somos grandes consejeros cuando no se trata de nosotros.

Qué fácil se ven los problemas cuando estás fuera de ellos.

 

Deberíamos aplicar la sentencia de que los defectos del otro son solo una prolongación de uno mismo. Si nos diéramos cuenta de que nuestra mano izquierda es incapaz de juzgar y menos dañar a la mano derecha porque son parte de un solo cuerpo.

 

Si por solo un momento pudiéramos mirar al semejante como un espejo de nosotros mismos, reflejando nuestras miserias y valores, vacíos y virtudes, nuestros miedos y triunfos.

 

Alguien dijo que lo que no te gusta de otro, corrígelo en ti, pues éste solo te está mostrando lo que no puedes ver en ti mismo.

 

Si algo te molesta de alguien, fíjate qué pasa con eso en ti. Te vas a sorprender con lo que encontrarás cuando busques con humildad y mucha sinceridad.

 

¡Ya es hora alma mía!

 

NOTA EDITORIAL: Si desean aprender más sobre filosofía, psicología y espiritualidad, les recomendamos entrar en la página de Facebook TODOS SOMOS LO MISMO, administrada por el autor de este artículo.

 

03/11/2021

Compártelo