LA ESTÉTICA Y LA SALUD EMOCIONAL

 

 

En estos tiempos de modernidad y de consumo, donde se privilegian los aspectos de presentación y de estética que pretenden producir un innegable efecto de atracción, de armonía en el entorno y de empatía en las relaciones, dentro de un marco de análisis resultadista, es indudable que pretendamos estar bien logrados físicamente, no solo para que se nos abran “las puertas del éxito”, sino también para sentirnos aceptados socialmente.

 

En torno a esta situación y sus múltiples efectos sobre el comportamiento individual y general de las personas, se viene desarrollado una corriente de opinión denominada “cultura de la belleza”, centrada fundamentalmente en los aspectos físicos del ser humano.

 

Más allá del debate de si la forma es más importante que el fondo de las personas, es decir, nos valoran más por nuestra apariencia que por nuestras virtudes, pareciera ser que en esta llamada época de “modernidad”, lo que cuenta es básicamente lo primero.

 

Por tales razones es que la estética, en todos sus campos, se ha convertido en una promisoria “industria” que nos permite ofrecerles reflexiones sobre los dos enfoques más importantes del éxito de su desarrollo.

 

Las cirugías, implantes, arreglos faciales con Bótox y otras sustancias, entre diferentes métodos que mejoran nuestra presentación, son considerados por una gran parte de la sociedad como procedimientos que “ensalzan” la vanidad del ser humano.

 

Ciertamente en los últimos años, la cirugía estética, y su permanente evolución para embellecer a las personas, se ha convertido en el mejor aliado de esta denominada Cultura de la Belleza.

 

Sin embargo, los cambios de apariencia no solo se proyectan y realizan para estar en la “mirada de todos” y ser el centro de atención en los diferentes círculos sociales, lo que nos sugiere un juicio de superficialidad, sino también por problemas en la autoestima derivados de ¿cómo me veo y cómo me ven?, debido a imperfecciones evidentes en nuestra presentación, por las cuales el enfoque estético deja de ser superficial.

 

A continuación les presentamos los dos principales puntos de vista que dividen la opinión popular respecto a la necesidad de enfocarnos en la belleza física.

 

 

1. QUIERO SER EL CENTRO DE TODAS LAS MIRADAS Y/O VERME COMO DETERMINADA PERSONA

 

Nos sentimos inconformes de ser como somos y no respetamos quiénes somos

 

Esta opinión la argumentan sobre todo los intelectuales, académicos y analistas culturales. Una de las ideas más destacadas sobre el declive de la cultura personal (quiénes somos) viene del académico Marshall McLuhan.

 

En uno de sus aclamados textos, Understanding Media (Entendiendo a la cultura de las masas), McLuhan advierte sobre el peligro de una corriente cultural que privilegia la promoción de las personas que se encuentran en la mirada pública a través de una pantalla (televisión).

 

En el presente, su argumento es convincente, pues muchas personas desean verse o parecerse a las personalidades famosas y exitosas que se muestran a diario en la televisión, cine e internet.

 

 

¿Lo hacemos porque nos ayuda a superar complejos o porque está de moda?

Algunas personas se realizan cirugías o utilizan Bótox con la esperanza de verse mejor, ya que ambos métodos se iniciaron como una moda entre los artistas y personajes públicos famosos. Pero ese “verse mejor” en muchos casos esconde también el querer parecerse a las personas que admiran.

 

 

Lo “atractivo” y lo “bonito

No todos tienen la figura considerada atractiva según los parámetros socio-culturales. Entonces se empiezan a cuestionar por qué no tuvieron la fortuna de nacer con una nariz respingada, con ojos claros, con el cabello rubio, etc.

 

Ante todas estas supuestas carencias sienten angustia y tristeza, lo cual puede llevarlos a la depresión y a la pérdida de su autoestima.

 

Aquí hay que considerar también que el concepto de belleza es subjetivo y está condicionado al “observador”. Lo que para una persona es bello, quizás para otra no lo sea, por lo cual es importante sentirnos y apreciarnos tal y como somos, sabiendo que no hay dos personas iguales y que cada quien tiene algún tipo de atractivo. Además, debemos entender que para que emerja otro tipo de atributos de mayor valor, es imperativo tener la autoestima bien lograda.

 

Recordemos, además, que la moda tiene que ver mucho con el concepto de belleza. Hace varias décadas la gordura era sinónimo de hermosura, luego se consideraban bellas a las mujeres que tenían cuerpos curvilíneos y posteriormente la delgadez extrema era el símbolo de la “belleza”, causando en muchos casos patologías mentales complicadas como la anorexia y bulimia.

 

Si bien es cierto que generalmente las personas bellas atraen las miradas, luego de hablar con ellas y conocerlas no todos seguirán pensando que son bellas. Lo que queremos explicar es que el atractivo también tiene que ver fundamentalmente con nuestra forma de comportarnos y con los valores que practicamos. Es decir, la belleza es parte de un conjunto de atributos y talentos del ser humano, que no solo se limitan al aspecto físico.

 

2. NO ME VEO BIEN, ME SIENTO MAL Y QUIERO SENTIRME MEJOR

Muchas personas manifiestan que luego de haber pasado por algún tipo de intervención que ha mejorado su aspecto se sienten más seguras de sí mismas, más aceptadas y reconocidas en su entorno social y por lo tanto más felices; no toman en cuenta las afirmaciones que sostienen que los que quieren mejorar alguna parte de su cuerpo son personas inseguras o tienen una baja autoestima. Ellas simplemente lo quieren hacer y se sienten bien con eso.

 

Cuando consideramos que para algunos mejorar su estado físico es motivo de sentirse mejor emocional y psicológicamente, no deberíamos etiquetarlos como personas “superficiales” o “vanidosas”, pues todos tienen derecho a utilizar los métodos que consideran necesarios para sentirse mejor y cada quien valora, de acuerdo a sus experiencias, las diferentes formas de realizarlo.

 

Sin embargo es necesario advertir que muchas personas llegan a tal grado de obsesión por verse y sentirse perfectas que se operan repetidamente de manera compulsiva; aquí ya estamos hablando de un grave trastorno de conducta, para el cual más que acudir a un cirujano plástico, lo que se necesitará es dirigirse a un buen profesional en salud mental.

 

Por otro lado, exagerar los cambios en la apariencia muchas veces termina convirtiendo a la persona en alguien irreconocible y con un aspecto grotesco.

 

 

LA CIRUGÍA RECONSTRUCTIVA

Es importante recordar que muchas personas han padecido daños corporales por accidentes o enfermedades (una nariz rota, una parte del rostro dañada por quemaduras, una cicatriz importante, la mutilación de un seno producto del cáncer, etc.) y al operarse lo único que esperan es restaurar las partes de sus cuerpos que se han visto afectadas. Esto es absolutamente normal, pues solo quieren recuperar el aspecto que tenían antes.

 

 

PARA CONCLUIR…

Lo más importante es que consideren su salud física y emocional ante todo.

 

El único consejo que podemos ofrecerles a los que desean realizarse algún “arreglo” es que lo hagan con el mejor profesional para su caso particular, que confirmen si es una persona confiable, si está registrado en el Colegio Médico del Perú, y que les hagan los exámenes clínicos pertinentes antes de someterse a alguna intervención quirúrgica. Cada persona debe considerar el riesgo-beneficio en este tipo de intervenciones.

 

Si eres de los que te sientes satisfecho tal y como eres, te felicitamos. Por otro lado, si determinas realizarte algún procedimiento que crees te hará sentirte mejor, y ya comprobaste que estás preparado física y mentalmente para ello, te deseamos el mayor de los éxitos.

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