IRIDOLOGÍA Y DO IN

 

 

Dr. José Luis Pérez-Albela

Médico cirujano

Médico naturista

C.M.P. 18164

 

La iriología o iridología (diagnóstico por el iris) tiene sus orígenes milenarios en Egipto y consiste en un método de diagnóstico utilizado por la medicina alternativa.

 

El examen del iris permite realizar un diagnóstico completo y minucioso de todo el cuerpo: estado presente, enfermedades pasadas, antiguos accidentes físicos y traumas psicológicos; todo está allí debidamente archivado.

 

El esquema que verán a continuación pertenece a un iris izquierdo y las partes que corresponden a cada zona del cuerpo. Este esquema está intencionalmente simplificado.

 

 

 

 

La trama y el color del iris con sus anomalías, manchas, hoyos, nubes, etc. permiten establecer el diagnóstico. Las zonas presentes en el iris se prolongan hasta la esclerótica (parte blanca del ojo), y en ese lugar se traduce el funcionamiento de los órganos, lo cual podemos detectar por las coloraciones y manchas: amarillo (hígado), verdoso (posible cáncer), manchas negras (cálculos), blancas y lechosas (mucosidades).

 

Los ojos guardan relación con el hígado; cuando el hígado se encuentra enfermo duelen los ojos. Cuando se ha comido en exceso o se han ingerido alimentos demasiado Yin (azúcares, alcohol), los ojos están fatigados, abatidos, mortecinos y soportan mal la luz.

 

Los ojos de una persona con buena salud lo soportan todo: la luz cegadora, el frío, el viento, y no lagrimean cuando se pican cebollas. Una persona saludable no tiene necesidad de usar gafas de sol. El guiño frecuente en los ojos (más de tres veces por minuto) es señal de debilidad orgánica.

 

Existen numerosos nervios que desembocan en los ojos y que constituyen polos de energía muy importantes, complejos y sensibles.

 

Luego de este pequeño resumen sobre la importancia de los ojos y del diagnóstico por medio del iris, les brindamos unos cuantos ejercicios del Do-in (técnica de rejuvenecimiento por auto masaje), teniendo siempre en cuenta que deben hacerse con extrema suavidad y delicadeza.

 

1. Frotarse bien las manos para cargarlas de energía.

 

2. Aplicar las puntas de los tres dedos mayores entre el arco y el globo ocular; presionar suavemente al ritmo de los latidos del corazón unas veinte veces, empujando hacia arriba y aumentando la presión progresivamente.

 

3. Hacer lo mismo debajo del globo ocular, en el límite óseo, empujando suavemente hacia abajo.

 

4. Con los dos pulgares, apretar simultáneamente la parte externa de los ojos, comprimiendo de este modo los bordes óseos, y después los bordes del globo ocular (zona correspondiente al hígado).

 

5. Colocar la yema de los pulgares sobre los globos oculares manteniendo la presión por unos momentos.

 

6. Frotar fuertemente las manos para calentar las palmas al máximo y colocar los bordes de las palmas sobre los globos oculares para abarcar debidamente las cavidades óseas del ojo. Presionar ligeramente para calentar los ojos y concentrarse un instante. Con este ejercicio, los ojos se calientan y se cargan de energía, lo que tiene por efecto dar descanso a los músculos pequeños, dilatar los vasos sanguíneos y activar la circulación.

 

7. Separar ligeramente las manos de la cavidad ósea para formar una especie de concha con cada mano.  Ahora que los ojos están libres de la presión de las palmas, muévanlos en todos los sentidos: de abajo hacia arriba, de derecha a izquierda y en círculos (en ambos sentidos).  Este ejercicio es excelente para  estimular el hígado.

 

8. Para terminar, extender con suavidad los párpados desplegándolos de los ojos; después, cerrar los ojos fuertemente contrayendo los párpados con fuerza por lo menos tres veces consecutivas.  

 

 

NOTA EDITORIAL: Si desean aprender más ejercicios para mejorar su salud y técnicas de rejuvenecimiento, los invitamos a adquirir el libro “DO IN, Técnicas de automasaje que rejuvenecen” del Dr. José Luis Pérez-Albela. 

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