HERIDAS EMOCIONALES

 

Seguramente alguna vez has experimentado el ardor que se siente cuando a una mano, brazo o cualquier lugar de tu cuerpo que tiene una herida abierta le cae una o más gotas de limón. La reacción es inmediata y automática. Retiras la mano y te alejas de la causa del dolor. Si esa misma gota cae en la otra mano que no tiene ninguna herida, no arderá ni dolerá; pasará casi inadvertido.

 

Entonces pregunto ¿el limón es culpable de tu reacción o es la herida? Cuando una persona dice o comenta algo, cuando una ocurrencia o hecho te causa dolor psicológico, muchas veces no es por lo que viene de afuera sino que hay una herida abierta que reacciona ante este estímulo. Sucede lo mismo que la mano herida con el jugo de limón.

 

Hay que revisar con cierta periodicidad cuántas  heridas aún permanecen abiertas en nuestro interior que creímos que ya estaban cicatrizadas. Muchas veces estos sucesos son la "campanita" que anuncia que aún hay trabajo pendiente por hacer ahí adentro y que solo estaba olvidado temporalmente.

 

¡Feliz viaje peregrino!

 

NOTA EDITORIAL: Si desean aprender más sobre filosofía, psicología y espiritualidad, les recomendamos entrar en la página de Facebook TODOS SOMOS LO MISMO, administrada por el autor de este artículo.

 

08/11/2021

Compártelo