FUNCIONALIDAD Y DISFUNCIONALIDAD FAMILIAR

 

 

De su funcionamiento depende gran parte del bienestar de sus miembros, ya que es inevitable aceptar que cuando dentro del contexto familiar algo anda mal, cualquiera de sus integrantes puede verse afectado, lo cual tendrá repercusiones en diversas áreas de su vida.

 

La estructura de una familia funcional

En una familia con una actividad funcional, se puede encontrar una estructura bien definida, en la cual existe un balance equilibrado entre afectos y autoridad. Esto significa que los roles están adecuadamente definidos y delimitados; sin embargo, la calidez, aceptación y diálogo entre los distintos miembros de este sistema siempre deben estar presentes.

 

Dentro de un esquema de este tipo, el apoyo mutuo será una pieza clave a la hora de afrontar las crisis que pueden surgir en los distintos ciclos de la evolución del sistema familiar, sobre este asunto se hablará más adelante.

Para que quede un poco más claro, se procederá a graficar a una familia funcional:

 

 

 

El cuadrado representa al hombre (padre e hijo) y el círculo a la mujer (madre e hija). Evidentemente, este esquema puede cambiar en función del número de hijos, el género de los mismos, o la ausencia de algún progenitor.

 

Se puede apreciar cómo la autoridad está bien delimitada, pues el control del sistema está en manos de los progenitores. Hay que puntualizar que los padres emiten un mensaje unitario, el cual llega a los hijos sin interferencias ni distorsiones; esto no significa que las opciones de diálogo estén cerradas, tal como se mencionó anteriormente.

 

¿Qué sucede cuando este tipo de funcionamiento se ve alterado? Lo veremos a continuación.

 

La disfuncionalidad familiar

En una familia disfuncional la autoridad es difusa, es decir indefinida, y el esquema que se presentó previamente se ve seriamente afectado y en desorden. Puede suceder que los progenitores van perdiendo la posición que tienen, siendo ocupada por los hijos o por uno de los padres, lo que generará discusiones, enfrentamientos, incluso alianzas, lo que perjudicará a todos los individuos del sistema. No hay que dejar de mencionar que el tema afectivo también deja de estar bien regulado, originando falta de cuidado o actitudes de sobreprotección.

 

 

En este gráfico se puede observar cómo el hijo ha salido de su posición original y se ha ubicado por encima de los padres. Esta circunstancia llevará a que sea él quien asuma el control de las situaciones; sus progenitores probablemente intenten recuperar la autoridad que han perdido, surgiendo así diversos problemas, ya que difícilmente alguna de las partes estará dispuesta a ceder.

 

¿Cómo sucede esto? Si bien los límites estaban establecidos, es posible que no hayan estado delimitados de una manera adecuada.

 

Previamente se mencionó algo sobre las alianzas, esto funciona así: por ejemplo, la hija se alía con la madre para que el padre acceda a algún pedido que quiere hacerle; esto puede suceder de muchas maneras, pero afecta a la unidad de la autoridad familiar. No debemos confundir alianzas con procesos de diálogo abierto y respetuoso. Al estar fragmentado o dividido el mensaje de los padres, es fácil que cierto manejo de los hijos se “filtre”; si esto da resultado, esta forma de actuar se reforzará y el esquema familiar se irá desarticulando cada vez más.

 

La disfuncionalidad familiar es muy estudiada dentro de la psicología, ya que se la ha relacionado con el surgimiento de diversos problemas de salud mental como adicciones, anorexia y bulimia, depresión, ansiedad, entre otros. Por este motivo, es de suma importancia que los tratamientos para superar estas dificultades tomen en cuenta y consideren a la familia de manera integral.

 

Etapas del ciclo de vida familiar y crisis

Toda familia está destinada a experimentar distintos ciclos y cambios. Los hijos crecen, los padres se van haciendo mayores, y cada quien sigue desarrollando su propia individualidad dentro de este grupo humano. Este dinamismo personal implica que el grupo al que pertenecemos también tendrá que transformarse con el tiempo.

 

En estas necesarias transformaciones es donde aparecen los ciclos de vida de la familia. En muchos casos, afrontar estas transiciones puede llegar a ser un verdadero drama (especialmente en las familias disfuncionales). Esto se debe a que las condiciones a nivel intergrupal no son las óptimas; como consecuencia, la crisis se desata porque las estrategias necesarias no han sido desarrolladas adecuadamente.

 

Lo opuesto sucede dentro de una familia funcional, que sí tiene la habilidad de hacer frente a estos periodos. Puede surgir una crisis, pero esta se enfoca como una oportunidad para el fortalecimiento y evolución positiva del sistema.

 

Las etapas del ciclo de vida familiar podrían enfocarse de la siguiente manera, y es bueno tenerlas en cuenta para estar atentos y desarrollar estrategias de manejo eficiente:

 

1. Formación de la pareja y comienzo de la familia (sin hijos).

 

2. Etapa de crianza inicial de los hijos.

 

3. Familia con hijos en edad preescolar.

 

4. Familia con hijos en edad escolar.

 

5. Familia con hijos adolescentes.

 

6. Periodo medio, término de la familia.

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