EL MANEJO DE LA IRA

 

 

La ira es un sentimiento de descontrol anímico que puede resultar en diferentes tipos de violencia. Dependiendo de los casos particulares, este sentimiento puede llevar al ser humano a un estado tal que el uso de la razón queda bloqueado.

 

La ira es uno de los sentimientos más complejos del ser humano y puede convertirse en un verdadero problema si no se canaliza o neutraliza apropiadamente.

 

 

Estrategias para controlar la ira

Todos nos enojamos, pero la furia fuera de control no es buena para el organismo ni para aquellos que están cerca. A continuación, se presentan algunos tips para ayudar a controlar estos impulsos.

 

 

Relajación

 

Simples técnicas de relajación pueden ayudar a calmar sentimientos de enojo. Algunos pasos sencillos:

 

· Respira profundamente desde el diafragma.

 

· Lentamente, repite una palabra o frase tranquilizadora como “relájate” o “tómalo con calma”. Sigue respirando profundamente.

 

· Recurre a tu imaginación. Visualiza una experiencia relajante, haya ocurrido o no.

 

· Los ejercicios lentos y no extenuantes como el yoga logran relajar los músculos y fomentan la calma.

 

· Practica estas técnicas a diario. Aprende a usarlas automáticamente cuando enfrentes una situación de tensión.

 

 

Reestructuración cognitiva

Dicho en pocas palabras, significa cambiar la forma en la que piensas. Las personas enojadas tienden a maldecir, insultar y expresarse con términos muy subidos de tono que reflejan sus pensamientos internos. Cuando estás enojado, las ideas pueden volverse muy exageradas y dramáticas. Una alternativa es reemplazar estos pensamientos por otros más razonables. Por ejemplo, en lugar de decir “esto es horrible, terrible, se arruinó todo”, puedes decir “es frustrante, pero no es el fin del mundo y enojarme no va a solucionarlo”.

 

La lógica vence a la ira, porque la ira, incluso cuando es justificada, puede volverse irracional. Recuerda que el mundo no está en tu contra, simplemente estás experimentando algunos malos momentos de la vida cotidiana. Pensar así te ayudará a tener una perspectiva más equilibrada.

 

 

Resolución de problemas

A veces, nuestra ira y frustración son causadas por problemas reales e inevitables en nuestras vidas. No toda la ira está fuera de lugar, y con frecuencia es una respuesta sana y natural a estas dificultades.

 

Algunas personas tienen una creencia cultural de que cada problema tiene una solución, y su frustración aumenta al descubrir que no siempre es así. La mejor actitud para superar dicha situación es concentrarse no tanto en hallar la solución sino en cómo manejar y enfrentar el problema.

 

Traza un plan y verifica su progreso a medida que avanza. Para las personas que tienen problemas con la planificación, puede ser útil buscar una buena guía para organizarse o administrar el tiempo. Da lo mejor de ti, pero no te recrimines si la respuesta no surge de inmediato. Si puedes abordar el problema con tus mejores intenciones y esfuerzo para enfrentarlo directamente, será menos probable que pierdas la paciencia y que cedas a las ideas de todo o nada, aun cuando este no se resuelva de inmediato.

 

 

Mejor comunicación

Las personas enojadas tienden a sacar conclusiones y actuar en consecuencia, y algunas de esas conclusiones pueden ser bastante extremas. Lo primero que debes hacer si estás en una discusión acalorada es tranquilizarte y pensar bien tus respuestas. No digas lo primero que pase por tu mente, tranquilízate y piensa con cuidado sobre lo que deseas decir. Al mismo tiempo, escucha con atención lo que está diciendo la otra persona y tómate un tiempo antes de responder.

 

 

Es natural ponerse a la defensiva ante las críticas, pero no te defiendas; escucha el trasfondo de las palabras. Puede ser necesario cuestionarse con paciencia y tomarse un respiro, pero no permitas que tu ira haga que la discusión se salga de control. Mantenerse tranquilo puede evitar que la situación se vuelva desastrosa.

 

 

¿Cómo cambiar tu entorno?

· Elegir el momento oportuno: si peleas muy a menudo, intenta elegir el momento adecuado para hablar sobre temas importantes de modo que las conversaciones no se conviertan en discusiones.

 

· Buscar alternativas: si tu recorrido diario a tu centro laboral te deja en un estado de frustración, cambia de plan. Busca una ruta diferente, menos congestionada o más pintoresca.

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