DEPRESIÓN EN ADULTOS MAYORES Y CÓMO PREVENIRLA

 

La depresión es un trastorno cuyo diagnóstico va aumentando año tras año. Se calcula que la cuarta parte de la población mundial está pasando o pasará alguna vez por un cuadro depresivo. Estamos hablando de una enfermedad tan importante que en 10 años será la primera causa de incapacidad clínica en el mundo.

 

En el adulto mayor, la problemática suele ser más complicada. Esto se debe a que los sentimientos de tristeza y abandono, generalmente, son más fuertes; además, hay cambios muy drásticos que se dan en esta etapa de la vida, y los cuidados que recibe, muchas veces no suelen ser los adecuados.

 

La depresión es una enfermedad médica en donde la persona tiene constantemente sentimientos profundos de tristeza, desmotivación y baja autoestima. La persona deprimida tiene síntomas físicos y psicológicos muy claros como falta de apetito o comer en exceso, dormir mucho o no dormir, tristeza constante, y llanto fácil, entre otros.

 

Causas de depresión en la tercera edad

La depresión es la enfermedad psiquiátrica más común en la tercera edad. Esta etapa de la vida se caracteriza por cambios que pueden resultar muy chocantes para algunos individuos. Al estar jubilados, se rompe con una rutina de años y se pasa más tiempo en casa. De no encontrar alguna actividad alternativa, uno puede empezar a experimentar cierta melancolía. Asimismo, los hijos suelen estar ya alejados del hogar y eso puede influir en el estado de ánimo de los padres.

 

Por otro lado, cuando ya existen ciertos síntomas depresivos instalados, puede darse el caso de que la familia esté lejos y que muchos amigos ya hayan fallecido, lo que genera una potente sensación de soledad que agravará el cuadro.

 

En general, las causas que generan la depresión en el adulto mayor son complejas; las más comunes son:

 

  • Enfermedades incapacitantes.
  • Muerte del cónyuge, hijos o familiares cercanos.
  • Jubilarse o dejar de laborar.
  • Dolor crónico.
  • Pérdida de la independencia (moverse, cuidarse o velar por sí mismo).
  • Efectos secundarios de medicamentos que debe tomar diariamente.
  • Enfermedades como el mal de Párkinson, enfermedades cerebrovasculares, problemas tiroideos, etc.

 

Síntomas

El diagnóstico oportuno puede tardar, y con ello el tratamiento adecuado, pues la fatiga, el insomnio o el sueño excesivo suelen presentarse en esta etapa de la vida. Los siguientes síntomas nos pueden advertir sobre la presencia de depresión en un adulto mayor:

 

  • Está constantemente confundido.
  • Olvida continuamente los nombres, las fechas, los sucesos y las cosas más simples.
  • Desaseo y falta de cuidado en la higiene personal.
  • Descuido en el arreglo del hogar.
  • Aislamiento, falta de contacto con familiares o amigos.
  • Pérdida de peso, dolores de cabeza, trastornos de sueño, vértigo, etc.
  • Apatía y aislamiento.

 

¿Qué se debe hacer?

Si se sospecha que un adulto mayor sufre depresión, es muy importante que las personas de su entorno actúen con rapidez. Es mejor prevenir que lamentar.  Asimismo, será fundamental crearle la sensación de soporte social: la soledad puede ser el peor enemigo en estas circunstancias.

 

El primer paso ideal es llevarlo al médico para que haga una evaluación completa y descarte cualquier causa orgánica a las molestias que le afectan. Posteriormente, será derivado a un psiquiatra, quien le recetará cierta medicación y le indicará psicoterapia.

 

Como medida preventiva, se recomienda que el adulto mayor:

 

  • Evite el consumo de cualquier sustancia psicoactiva.
  • Haga ejercicio regularmente.
  • Tenga buenos hábitos de sueño.
  • Cuide su alimentación.
  • Se le incentive a hablar de sus problemas con personas cercanas y plantearle posibles soluciones.
  • No deje a un lado las actividades que antes le brindaban placer o bienestar (visitar a los amigos, hijos y nietos, tejer, bordar, caminar, acudir a celebraciones religiosas, leer, pintar, etc.).

 

13/09/2021

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