CÓMO MANEJAR LA IRA

 

Es una emoción humana completamente normal. El enojo incluso puede ser bueno porque puede motivarte a encontrar soluciones a ciertos problemas. Pero cuando perdemos el control sobre esta emoción, puede ser algo muy destructivo y traernos muchos pesares, a nosotros mismos y a los demás. La ira puede ir desde un enojo leve hasta convertirse en odio y rencor. Esto último ya no es sano y puede conllevar a actos de violencia.

Tenemos que entender que la ira es buena para identificar problemas, pero no para resolverlos. Muchos andan por la vida tratando de evitar el más mínimo conflicto posible, lo cual se convierte en un ideal imposible e irreal. Por eso, es muy importante saber manejar la ira, reconocerla en cuanto aparezca, y canalizarla.

Aprende a comunicar tu enojo. Evita reaccionar en el momento en que la ira está asomando. Es mejor esperar hasta el día siguiente, ya que por lo general uno se da cuenta de que no era para tanto.

Aprende a renunciar. La psicología cognitiva ha demostrado que si hubiera un problema que no pudiésemos solucionar nunca, podríamos ser igualmente felices. Soltar lo que no podemos controlar es la clave.

Buda decía que la espada más aguda es una palabra pronunciada con enojo. Y Confucio declaró que si un hombre está bajo el influjo de su enojo, su conducta no será correcta. En la Biblia también encontramos innumerables citas sobre la ira: En Santiago 1:20 dice: “la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. En Efesios 4:31-32 dice: “Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia. Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como también Dios os perdonó en Cristo”.

Recuerda, el enojo nunca arregla nada. Te recomiendo que cuando te sientas enojado o muy frustrado respires profundo, y salgas a caminar, a despejarte. Luego, identifica las posibles soluciones, pero, sobre todo, ten paciencia y libera tu corazón de rencor.

 

 

26/10/2021

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