EL ROL DEL MAGNESIO EN LA REACCIÓN DEL ESTRÉS

 

El estrés reduce los niveles de magnesio en la sangre y, cuando las reservas son bajas, se agudiza el cuadro de estrés. Es como un círculo vicioso.

 

Gracias a los avances de la ciencia, descubrimos con asombro que el rol del magnesio en el organismo humano es mucho más complejo de lo que imaginamos. Definitivamente, nuestro cuerpo no puede vivir sin magnesio. Su carencia origina una serie de trastornos, en un espectro que va desde un simple estrés hasta el infarto vascular o cerebral.

 

La inmediata elevación del ritmo cardiaco, de la presión sanguínea y las necesidades de energía para la reacción ante el miedo, de la pelea o fuga, necesitan un buen abastecimiento de magnesio. Se requiere para activar el trifosfato de adenosina (ATP), una sustancia que actúa como una batería que da poder de vida. También se requiere para quemar glucosa y grasas, para cumplir con las necesidades repentinas de energía extra.

 

La síntesis de las proteínas y la transmisión elevada de impulsos nerviosos también demandan magnesio. Se necesita magnesio cada vez que una nueva molécula de energía ATP se produce, y se necesita más de él cada vez que una molécula de ATP libera energía para una necesaria reacción celular. Estas baterías de ATP simplemente no funcionan sin magnesio. Las baterías y su magnesio son imprescindibles en todos los momentos de la vida, pero cuando están circulando las hormonas del estrés, estas baterías moleculares tienen que funcionar con más intensidad y velocidad.

 

Un cuerpo saludable, que tiene amplias reservas de este mineral, dispone de suficiente magnesio para permitir que todas estas variadas reacciones simultáneas se aceleren en respuesta a las hormonas del estrés, y para permanecer combinadas con el ATP, con el fin de mantenerlo funcional durante las grandes demandas de situaciones de estrés. Pero con bajas reservas de magnesio, las reacciones crónicas de estrés agudas o prolongadas demandan tanta cantidad, que el magnesio en sangre puede caer a niveles peligrosamente bajos.

 

Un cuadro de estrés agudo, agota enormemente las reservas de magnesio en el organismo, y ante el bajo índice de este mineral es factible cualquier lesión al corazón.

 

Niveles bajos de magnesio combinados con el estrés

Si las hormonas del estrés causan que el magnesio de la sangre caiga a niveles tan bajos (hipomagnesemia), a tal punto que las células estén anormalmente bajas en magnesio, su agotamiento, puede devenir en espasmos arteriales.

 

En uno de los múltiples estudios sobre el magnesio, a un voluntario se le inyectó lentamente adrenalina (una de las hormonas que secretamos durante el estrés) por un período de tres horas, y se demostró que hubo una baja del magnesio del plasma, así como de calcio, potasio y sodio. Como los niveles adecuados de magnesio en las células del músculo arterial causan que las arterias se relajen, o dilaten, las arterias se contraen cuando los niveles de magnesio bajan. Esto es una consecuencia del desplazamiento de calcio dentro de las células de las arterias para reemplazar al magnesio que falta; porque el calcio origina la contracción del músculo arterial. Si esto ocurre en las arterias coronarias, es probable que sobrevenga un dolor de angina como consecuencia directa de la pérdida de magnesio. El dolor de angina es una señal de alarma que nos está diciendo: "¡Para! ¡Desconéctate! ¡Relájate! ¡Toma una pastilla!

 

En varios experimentos, como el mencionado líneas arriba, cuando la infusión de adrenalina se detiene, el nivel de esa hormona en la sangre decae solo después de cinco minutos, pero al corazón le toma media hora para bajar a su ritmo normal. El nivel de potasio en la sangre se eleva a niveles normales también después de una hora, pero el nivel del magnesio en sangre puede permanecer bajo, aún durante mucho más tiempo. Entonces, si las reservas de magnesio están bajas cuando se desarrolla una reacción aguda de estrés, el corazón queda desprotegido. El estrés severo y persistente puede agotar el magnesio, creando un riesgo sustancial de lesión al corazón.

 

La deficiencia de magnesio exacerba las reacciones fisiológicas al estrés agudo, mientras que un nivel moderadamente alto de magnesio en la sangre les baja la intensidad. Además, en un cuerpo deficiente en magnesio, el estrés genera una mayor respuesta hormonal de lo que ocurriría si el cuerpo tuviera el nivel adecuado de este mineral. La respuesta del estrés es aún más intensa, haciendo que el requerimiento de magnesio sea aún más alto y menos probable de equilibrarse.

 

Daño a las células deficientes en magnesio causado por el estrés

Las membranas celulares están formadas de grasas y proteínas que se mantienen juntas con iones de magnesio. Las membranas pueden debilitarse o desestabilizarse por deficiencia de magnesio, lo cual causará un inapropiado ingreso o salida de magnesio y de otros minerales. Esto es especialmente cierto en una situación de alto estrés. Cuando la adrenalina y otras hormonas de estrés están fluyendo, los nervios están "de punta", y los iones de calcio, potasio y sodio están fluyendo rápidamente dentro y fuera de las células. Para la integridad de la célula, es importante que el magnesio fluya fuera de las células a través de las membranas defectuosas. Cuando el calcio ingresa, reemplazando al magnesio y causando lesión, compromete la integridad de las células, justo cuando deben responder al máximo de su capacidad reparadora. Se pierde magnesio de las células y temporalmente se eleva el nivel de magnesio en la sangre, hasta que los riñones lo excretan. De esta manera el cuerpo pierde magnesio en el momento que más lo necesita. Cuando tenemos un nivel sub-óptimo de magnesio, el estrés pasa a ser de leve a severo y, unido a la deficiencia de magnesio, pueden precipitarse un ataque al corazón o un infarto cerebral.

 

 

La liberación de adrenalina y el déficit de magnesio se refuerzan mutuamente

El estrés estimula un exceso de secreción de adrenalina. Esto inicialmente moviliza al magnesio de las reservas del cuerpo, elevando temporalmente el nivel en la sangre cuando se transporta a las células de los órganos vitales para enfrentar la respuesta al miedo, fuga o pelea.

 

Cuando el estrés persiste, se desplaza más magnesio celular dentro de la sangre para prevenir que los niveles de circulación de magnesio bajen como resultado de la eliminación de este mineral que realizan los riñones (los riñones filtran y excretan magnesio cuando las concentraciones en la sangre están sobre los niveles normales). Esta situación continúa mientras exista suficiente magnesio celular o en reserva. Cuando estas reservas se acaban, los niveles de magnesio en sangre bajan debajo de lo normal. Esta condición llamada hipomagnesemia genera estrés y libera más adrenalina. El resultado es una espiral hacia abajo en la disponibilidad de magnesio del cuerpo que, en una persona con poca ingesta de magnesio o baja, puede intensificar la pérdida del magnesio celular, con el riesgo de causar su agotamiento y de generar más hipomagnesemia.

 

Si las reservas de magnesio del cuerpo son adecuadas, este círculo vicioso potencialmente peligroso no ocurre; pero si los niveles están en la línea fronteriza o son bajos, la respuesta del estrés puede derivar peligrosamente en niveles bajos de magnesio, produciendo más agotamiento del mineral, con riesgo de severos efectos tales como ataque al corazón y hasta muerte súbita ocasionada por arritmia.

 

Finalmente, cuando una persona deficiente en magnesio está estresada, las únicas formas para prevenir una potencial pérdida de magnesio son:

  • Reducir la respuesta de adrenalina (con beta-bloqueadores).
  • Restaurar rápidamente el magnesio del cuerpo a través de inyecciones endovenosas o intramusculares, seguidas de una suplementación inmediata y sostenida con magnesio oral para reparar el déficit.
  • Proveer nutrientes antioxidantes de apoyo que neutralicen el efecto oxidante de la caída de magnesio.

 

Cuando las reservas de magnesio del cuerpo están agotadas en niveles alarmantes, estas son las únicas maneras de contrarrestar el flujo de adrenalina y el descenso de las reservas de magnesio y su disponibilidad.

 

No es extraño entonces, que una ingesta dietética alta en magnesio o una suplementación oral con magnesio ante un evento traumático, puedan ayudar al cuerpo a soportar episodios estresantes. Tampoco es raro que una terapia con magnesio durante un evento de estrés evite un ataque al corazón. Esto ha sido demostrado en varios estudios.

 

14/10/2021

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