¿PRESERVAR LA DIVERSIDAD PUEDE AYUDAR A REDUCIR LAS PANDEMIAS?

 

 

La llegada del año 2020, parecía ser un año normal; un año más que empezaba, y en el que íbamos construyendo los nuevos proyectos y metas propios de un año que comienza; sin embargo, la vida se nos detuvo a todos; y nos tuvimos que resguardar, tuvimos que parar los planes, y no nos quedó más que reflexionar, ver y concientizar desde nuestras ventanas, el daño tan grande que le habíamos hecho al planeta y que nunca nos habíamos detenido a mirar. Y nos preguntamos, ¿será demasiado tarde para repararlo?, ¿habrá algo que podamos hacer para revertir nuestros errores?

 

El COVID-19, nos vino a mostrar, que no somos los reyes del mundo; que solo somos una especie más que comparte el mundo con otras criaturas de innumerables especies; y que, si no nos respetamos entre nosotros; si no tomamos conciencia y empezamos a responsabilizarnos de nuestros actos y a cuidar a nuestra madre tierra y a todas las especies que en ella habitamos, no será entonces la última vez que nos tengamos que enfrentar a otra pandemia, e incluso a la muerte.

 

El 5 de junio de cada año, se conmemora el día mundial del ambiente, así establecido por la Organización de Naciones Unidas (ONU), desde el año 1972, con el objeto de inspirar a las personas y a los entes gubernamentales de todo el mundo, en la toma de conciencia sobre la imperiosa necesidad de proteger el medio ambiente; pero, ¿realmente esto ha surtido algún efecto?, cuando vemos que desde hace tantos años se ha venido promoviendo la necesidad de cuidar la biodiversidad que reina en la naturaleza, pero que sin embargo, las estadísticas actuales nos muestran que hemos ido en decadencia con respecto a su cuidado, causando estragos irreparables en la naturaleza.

 

Al día de hoy, las cifras nos muestran que cada año se están extinguiendo entre 10.000 y 50.000 especies; que las deforestaciones y contaminación de los suelos, han ocasionado que un 33% de los suelos a nivel mundial se encuentren degradados; que el aire y el agua están contaminados por el dióxido de carbono; que hay un aumento de la temperatura mundial que eleva la temperatura de los océanos, derritiendo los glaciares y aumentando los niveles del mar, causando daños irreversibles, provocando a su vez la desaparición de los corales y muchas otras especies en los océanos. El fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) estima que, si el calentamiento global llega a alcanzar unos 4,5 grados Celsius, podrían desaparecer casi un 50% de especies animales porque perderían sus hábitats y no podrían subsistir. Todo esto, es tan solo una parte de los estragos que el ser humano ha causado en el medio ambiente; lo cual es desolador.

 

La Biodiversidad, garantiza la subsistencia de las especies en el mundo; y cuando las cadenas ecológicas y tróficas están en su correcta armonía, se produce un control por parte de la naturaleza con respecto a todo el ecosistema. Cuando el ecosistema funciona en perfecto equilibrio, todas las especies están salvaguardadas, incluso el ser humano; pues se producen barreras naturales que impiden la transmisión de enfermedades zoonóticas. ¿No es esto razón suficiente para concientizar que el mundo no puede esperar más?

 

Muchísimas personas y organizaciones son conscientes de esto y hacen todo lo posible por cuidar la biodiversidad, minimizando la destrucción de su entorno; pero a veces, el esfuerzo de muchos termina siendo un trabajo en vano cuando los otros no hacen nada. Cada uno debemos hacerlo desde nuestra propia existencia, para lograr formar un gran equipo.

 

Actualmente, la Oficina Europea del Medio Ambiente (EBB), conformada por más de 150 organizaciones ambientales, realizó un informe llamado “Turning fear into hope” (convertir el miedo en esperanza), a través del cual estableció la necesidad de generar una “resiliencia económica genuina” a nivel global, mediante la transformación de los modelos socioeconómicos vigentes hacia un modelo que equilibre a la sociedad con el medio ambiente, para que se desarrollen de una manera sustentable. Insistieron en que el COVID-19, ha permitido ver con claridad lo esencial de regular los sectores productivos y de consumo, englobándolos en un sentido de sostenibilidad y en donde la financiación pública, esté orientada hacia el cumplimiento de los objetivos del pacto verde europeo; porque así, se podrán evitar futuras crisis sanitarias y ecológicas como las actuales, ya que con economías sostenibles, se lograría actuar en conjunto, en contra de los estragos que todos los sectores están causando en el medio ambiente, en el cambio climático y en la pérdida de la biodiversidad.

 

Solo se necesita voluntad, toma de conciencia, y el accionar individual, para que así, se puedan sumar muchas acciones que, en conjunto, generen cambios tangibles en el medio ambiente. Algunas de esas acciones o medidas que debemos tomar, nos las expone claramente la Fundación Aquae, para que las tengamos muy presentes día a día, ya que los cambios deben empezar desde uno mismo: “eliminar el tráfico y mercado de especies; reducir nuestra huella de carbono y ecológica; apostar por una agricultura y ganadería sostenibles; minimizar la producción de desechos y ahorrar energía; o respetar los ecosistemas”. Pongámoslas en práctica día a día y empecemos a generar los cambios que queremos y necesitamos ver en el mundo.

 

 

Fuente de información:

cienciasambientales.com

europapress.es

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