EL MISTERIO DE LAS PROFUNDIDADES DEL MAR

 

Uno de los más grandes misterios que nos rodea, es el de las profundidades de los océanos. El ser humano ha sido capaz de llegar a la Luna y de crear cohetes capaces de explorar el Universo a miles de millones de kilómetros de distancia; sin embargo, aún no ha sido capaz de explorar más de un 5% de las profundidades del mar. 

 

Más del 70% de la superficie terrestre está cubierta de agua, dividida en los Océanos Atlántico, Pacífico, Índico, Ártico y Antártico; pero el 95% de ese océano mundial, es un verdadero misterio, pues la presión a medida que se va descendiendo, hace prácticamente imposible las exploraciones profundas y frecuentes.

 

Las profundidades marinas se pueden clasificar de la siguiente manera:

 

- Zona Fótica: desde la superficie hasta los 610m bajo la superficie del agua.

- Zona Batial: entre los 1.000 y 4.000m bajo la superficie del agua. Ya no llega la luz de la superficie a esta profundidad.

- Zona Abisal: A una profundidad de 4.000 a 6.000m. 

- Zona Hadal: A una profundidad de más de 6.000m.

 

El punto más profundo de los océanos descubierto hasta ahora, es a 11.034m de profundidad debajo de la superficie del agua, llamado el Abismo o Fosa de Challenger, en la Fosa de las Marianas, ubicada en el Océano Pacífico occidental, a unos 200km al este de las Islas de las Marianas. 

 

Hasta el momento, tan solo se han producido cuatro descensos tripulados a esta profundidad. La primera exploración fue en el año 1960, en una expedición liderada por el oficial de la armada estadounidense, Don Walsh, y el científico Jacques Piccard, en un batiscafo que descendió durante 5 horas a una profundidad de 10.911m; pero solo pudieron estar 20 minutos en la fosa, porque una de las ventanas del submarino se rompió, así que decidieron subir. 

 

El segundo descenso fue en el año 2012, por parte del cineasta James Cameron, quien después de ejecutar varias pruebas de inmersión, pilotó en solitario un vehículo de inmersión profunda llamado “Deepsea Challenger” fabricado en secreto en Australia por varias empresas junto con National Geographic, y en cuya misión alcanzó una profundidad de 10.898,4m. 

 

El tercer descenso tripulado registrado hasta ahora y repetido una semana después, se produjo en el año 2019, por parte del explorador estadounidense Víctor Vescovo, quien descendió a una profundidad de 10.928m, en donde estuvo cuatro horas. Describió que estaba muy emocionado, pues vio un lugar sublime y sereno, lleno de vida, con especies translúcidas ondeando alrededor de la nave; sin embargo, en medio de tal fascinante escenario, tuvo una gran decepción, pues observó algo que no esperaba, una “bolsa de basura”.

 

Tal hallazgo generó un informe alarmante por parte de la ONU, en donde se alerta de manera urgente que “la naturaleza está disminuyendo globalmente a un ritmo sin precedentes de la historia de la humanidad y el ritmo de extinción de especies se está acelerando”; explicando que las acciones del ser humano han alterado los ambientes marinos en un 66%, “amenazando con la extinción de un tercio de todos los mamíferos del mundo”.

 

Continuamente se han estado analizando especies marinas, en donde aproximadamente a un 70% de ellas, se les han encontrado partículas de plástico. Un recordatorio continuo del impacto negativo que genera la humanidad en el medio ambiente.

 

Aún y cuando los científicos creen que realmente la Fosa de Challenger no es el punto más profundo del océano, y que es probable que existan fosas más profundas aun no descubiertas, siendo por tanto el lecho marino un verdadero misterio; lo cierto es que, al menos uno de los misterios que envolvían el punto más profundo conocido por el ser hombre, ha sido alcanzado por los estragos de las acciones humanas sobre el planeta tierra y sus ecosistemas, que es la contaminación.

 

Descubrir tan grave y alarmante realidad en la que los desechos del ser humano han alcanzado incluso las zonas más profundas conocidas por el hombre, debería ser la razón definitiva para que la humanidad termine de tomar conciencia de que está destruyendo no solo las especies de la tierra, sino su propio hogar.

 

El Planeta Tierra, no es solo el hogar de la humanidad; es un ser vivo que alberga millones de especies, en donde la humanidad, es solo una de esas especies. ¿Qué nos ha hecho creer que tenemos el derecho de ensuciar, maltratar y destruir un planeta que es un ser vivo y que de paso, nos brinda un hogar?, ¿Podemos empezar a tomar consciencia definitiva sobre la responsabilidad y la obligación que tenemos de cuidar y mantener limpio no solo el hogar que será nuestro hogar toda la vida, sino el de nuestros hijos y el del resto de las especies que aquí compartimos?

 

Somos ciudadanos del mundo, y debemos comportarnos como los mejores, empezando de manera individual, en una toma profunda de consciencia diaria, para posteriormente, replicarlo en nuestros hogares, con nuestros hijos, nuestros amigos, etc.; y así, lograr generar cadenas de consciencia capaces de cambiar y mejorar la realidad de la huella del ser humano en el planeta.


 

Fuentes de información:

es.wikipedia.org

fundacionaquae.org

infobae.com

 

08/06/2021

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