TRATAMIENTOS NATURISTAS PARA EL ASMA

hierbas medicinales

 

Antes de abordar el tratamiento naturista de la bronquitis asmática, vamos a exponer las razones por las que consideramos inadecuados los distintos tratamientos oficiales.

 

El tratamiento no naturista del asma se suele realizar con gran cantidad de medicamentos entre los que podemos citar los antibióticos, los broncodilatadores, los mucolíticos, las vacunas, los antihistamínicos, los corticoides y otros preparados de tipo hormonal. De hecho, los más usados suelen ser los antihistamínicos y los corticoides.

 

En general, la medicina naturista considera que el uso indiscriminado de medicamentos de este tipo lo único que hace es intoxicar más el cuerpo, aunque pueda originar una mejoría pasajera.  La finalidad de los corticoides y los antihistamínicos es suprimir la respuesta corporal pero no atacar la causa de dicha respuesta. Los antihistamínicos son unos antagonistas de la histamina, una sustancia que se libera y produce una reacción alérgica. Los corticoides son unos derivados hormonales que eliminan, entre otras cosas, el proceso inflamatorio y consecuentemente la reacción alérgica. 

 

En realidad, no se tiene en cuenta al realizar tales tratamientos que todo órgano que no tiene el estímulo necesario se atrofia. Si introducimos sustancias hormonales en el cuerpo, el órgano encargado de producirlas (en este caso, las suprarrenales) se acostumbra a que este producto le sea suministrado desde el exterior. Así se agrava aún más la deficiencia que ya existe y se produce un desequilibrio mayor que el inicial. No es el cuerpo el que responde, sino la medicación externa. Es de destacar que el uso de corticoides provoca una dependencia muy fuerte del enfermo hacia la medicación, aparte de unos efectos secundarios muy indeseables (fragilidad ósea, pérdida de la masculinidad, tendencia a úlceras gástricas, debilidad frente a las infecciones, etc.).

 

El tratamiento naturista, siguiendo el espíritu de esta medicina, consiste en reforzar, renovar y regenerar el organismo. Es importante tener en cuenta que no hay un tratamiento estándar para todas las personas asmáticas, sino que éste ha de ser individualizado según las características personales. Pero, en general, las medidas que explicamos a continuación estarán presentes en un tratamiento de este tipo de patología:

 

Dieta. La dieta es de máxima importancia en el tratamiento de muchos tipos de asma. Como se trata en general de un fenómeno alérgico, se cree que las alergias a los alimentos tienen una responsabilidad importante en el desarrollo de las crisis asmáticas.  Los alimentos que con mayor probabilidad producen reacciones asmáticas son, por orden de importancia, los siguientes:  huevos, pescado, marisco, leche, chocolate, trigo, frutas cítricas, colorantes alimentarios, plátanos, cereales con gluten, soya. La dieta alimentaria es especialmente frecuente en el asma infantil. Las dietas de eliminación, en las cuales se restringen  o eliminan estos alimentos, se han demostrado útiles en el tratamiento complementario del asma.

 

También es de utilidad cambiarse a una dieta vegetariana (sin huevos ni lácteos) o vegana. En un estudio del doctor Lindahl y colaboradores, se comprobó que las personas asmáticas que seguían una dieta vegetariana mejoraban en un 92% de los casos, pudiendo reducir su medicación. En esta dieta se prohibió la carne, el pescado, los huevos, la leche, el café, el té, el chocolate, el azúcar y la sal, y se aconsejaron las siguientes verduras: alcachofa, apio, brócoli, calabacín, calabaza, cebolla, col, coliflor, lechuga, legumbres secas (con excepción de la soya), pepino, nabos, betarraga y zanahoria, y las siguientes frutas: arándanos, cerezas, ciruelas, manzanas, moras, peras y uvas. En lo que se refiere a los cereales, se recomiendan los libres de gluten, especialmente el arroz.

 

Uno de los aspectos más importantes del control dietético del asma es la reducción o eliminación de los aditivos alimentarios. Los colores artificiales son muy usados en alimentos, bebidas y medicamentos. La tartracina (colorante amarillo), los sulfitos (presentes  en vinos, cerveza y frutas secas), el glutamato (agente de sabor) o las sales nitrificantes, son algunos de los más extendidos y posiblemente responsables de muchas crisis asmáticas.  Por este motivo se recomienda leer las etiquetas de los productos y rechazar aquellos que contengan aditivos.

 

Hidroterapia.  La función principal de la hidroterapia es aumentar y reforzar la eliminación de toxinas a través de la piel. Son especialmente recomendables las frotaciones con agua fría cada mañana (en los períodos en que no hay crisis). En las crisis asmáticas deberá evitarse la aplicación de agua fría, ya que es tonificante y puede estimular el proceso asmático.

 

En primer lugar, hay que mantener el entorno con un nivel de humedad adecuado, evitando el ambiente excesivamente seco (producido a veces por una calefacción muy fuerte), pero también la humedad excesiva. Los vaporizadores pueden ser de utilidad y, si se toleran, se les podrá añadir alguna gota de aceite esencial de pino o eucalipto.

 

En casos de crisis asmáticas se pondrán compresas calientes, humedecidas en agua y bien escurridas, en la zona del pecho, que se irán recambiando conforme se enfrían. Durante las aplicaciones hay que taparse bien si hace frío porque el contraste entre el frío y el calor puede desencadenar una crisis asmática.

 

Psicoterapia. Muchas personas reaccionan con crisis asmáticas ante los trastornos emocionales. Esto simplemente nos marca la importancia que tiene el control del nerviosismo para prevenir las crisis asmáticas. Es importante saber relajarse correctamente, ya que necesitamos romper el círculo vicioso (angustia-ahogo) que puede crear una posición psicológica negativa. En este sentido, los ejercicios respiratorios pueden aliviar la sensación de ahogo, teniendo en cuenta que es mucho más productivo hacer una respiración medianamente profunda (la inspiración máxima está muy dificultada en el asma que cuatro respiraciones superficiales).

 

Por este componente emocional también se recomiendan plantas medicinales con acción sedante o relajante como la melisa, la valeriana o el tilo, muy útiles cuando la ansiedad se adueña de nosotros.

 

Es muy importante saber relajarse correctamente, para lo cual son   recomendables el yoga y los métodos de relajación de todo tipo. La confianza en el médico y en su tratamiento es indispensable, ya que si hay recelos, puede fracasar incluso el mejor tratamiento.

Fitoterapia. El tratamiento con plantas de gran utilidad medicinal no se ha de reducir solo a la ingestión de infusiones, ya que algunas de ellas se pueden aplicar en forma de compresas o bien incluirse en la dieta habitual. 

 

En infusiones tomaremos las siguientes plantas: drosera, liquen de Islandia, estramonio, iris florentina, malva marrubio, melisa, tusilago y valeriana. No debemos tomarlas todas necesariamente, sino que su uso se adecuará a cada persona.

 

En emplastos se puede aplicar la malva y la melisa.

 

El marrubio, la melisa y la malva se pueden tomar aderezadas en ensaladas, al margen de las aplicaciones antes citadas.

 

El champiñón común reduce los síntomas alérgicos, por lo que se recomienda incluirlo abundantemente en la dieta.

 

En caso de crisis asmática, existen plantas bastante más potentes que pueden provocar la dilatación bronquial, como la efedra, la guindilla, el azufaifo, pero muchas de ellas pueden tener efectos secundarios en caso de sobredosificación y deberán ser prescritas por un profesional.

 

Es importante aclarar que la toma de medicamentos a base de plantas no impide el uso de los fármacos propios de la medicina oficial (espray, inhaladores, jarabes, etc.).

 

Drenaje linfático manual. Este tipo especial de masaje, desarrollado por el médico danés doctor Emil Vodder tiene como finalidad facilitar la circulación linfática desatascando sus canales y muy especialmente los ganglios linfáticos. El sistema linfático produce el mecanismo alérgico, por lo que al actuar directamente sobre él facilitamos la evolución de la crisis asmática.

 

Vaho y humectadores. La función principal es hacer más fluidas las secreciones bronquiales para que puedan ser expulsadas con mayor facilidad. 

 

Los vahos se pueden hacer de agua sola o bien de agua con algunas plantas expectorantes como el regaliz, el hipérico, el tomillo o las yemas de pino. 

 

Las humectaciones se harán con un vaporizador que mantenga el ambiente de la casa permanentemente húmedo. En él colocaremos esencia de pino o de tomillo. El vaporizador se construye artesanalmente de una manera muy sencilla; consta de un hornillo eléctrico con una olla grande encima, llena de agua. También podemos conseguir vaporizadores en el mercado que son muy útiles, pero más costosos.

 

Clapping. El clapping es un tratamiento fisioterapéutico que consiste en palmear el tórax del enfermo. El palmeo se debe hacer con la mano hueca, dando golpes secos, no muy fuertes, en una dirección determinada.


La finalidad del tratamiento es despegar las mucosidades de los tubos bronquiales y dirigirlas hacia el exterior.

 

Hay que tener en cuenta que la salida de los bronquios se sitúa a la altura de los pezones, aunque en posición más central e interna.  Durante el palmeo, el paciente permanecerá estirado; se empezará por la zona baja del pulmón, siguiendo hacia arriba hasta la altura de los pezones, luego por la parte superior del tórax y finalmente hacia abajo hasta llegar otra vez a la parte baja del pulmón. Debe hacerse primero por la parte delantera y luego por la espalda. Cada pulmón debe tratarse por separado.

 

Se aconseja hacer el clapping luego de haber realizado unos vahos abundantes, pues de ese modo se facilita la expectoración.

 

Higiene ambiental. Con este término nos referimos especialmente a la higiene del aire que respiramos. Es obvio que un aire contaminado por gases urbanos, tabaco, ambientadores, insecticidas, etc., perjudica al asmático. En general se recomienda evitar cualquier tipo de aire contaminado.

 

Otro factor que puede desencadenar la crisis asmática es la presencia de polen en el aire. Si sabemos qué plantas nos producen reacción asmática, procederemos a evitarlas a toda costa.

 

Complementos nutricionales:

Magnesio. A principios del siglo pasado quedó demostrado que una de las principales acciones del magnesio es la relajación de la musculatura bronquial y por ello se empezó a utilizar en el tratamiento del asma. Lamentablemente, el magnesio quedó olvidado con la aparición de los nuevos fármacos, pero hoy en día vuelve a tener interés científico como complemento terapéutico del asma. La dosis indicada para estos casos es de 1 gramo al día.

Vitamina C. Los pacientes con asma tienen una menor cantidad de ácido ascórbico (vitamina C) en el plasma. La ingesta de alimentos ricos en vitamina C (principalmente frutas y verduras crudas) o los suplementos de esta vitamina, pueden ayudar a reducir el proceso asmático. La dosis de un gramo al día se ha demostrado beneficiosa, aunque no curativa.

Vitamina E. La vitamina E o tocoferol es un potente antioxidante que de forma natural está presente en los aceites vírgenes de presión en frío, en el germen de trigo y en muchos frutos secos.  Inhibe además algunos de los procesos que desencadenan las crisis asmáticas.

 

Finalmente, recomendamos paciencia, mucha paciencia. En muchos casos deberemos estar batallando toda la vida para que la enfermedad no gane terreno. No dejemos que cunda el desánimo cuando sobrevenga una crisis, ni creamos que el ambiente que nos rodea es hostil y perjudicial. Es muy importante saber controlar las emociones y la voluntad.

11/02/2022

 

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