TDAH, SÍNDROME DE HIPERACTIVIDAD INFANTIL

 

Sucede a menudo que en las reuniones familiares los diferentes padres de familia llevan a sus más pequeños hijos para que jueguen entre ellos. Nunca faltan los momentos amenos alrededor de estos niños y, al mismo tiempo, un poco de tensión por si es que en algún momento del juego se accidentan. Ya sea por un motivo u otro, la atención estará muy dirigida hacia ellos y sus actividades durante diversos momentos de aquellos encuentros. A medida que van pasando las horas no faltarán comentarios del tipo: “cuánta energía”, “¿nunca se cansan?”, “es increíble cómo pueden seguir correteando por ahí”; y aparte de estos, no podemos olvidarnos de uno muy popular, “ese niño es hiperactivo”. Esta última palabra es muy utilizada dentro del lenguaje cotidiano para describir a una persona que tiene grandes reservas energéticas o que siempre está en actividad, aparentemente sin agotarse.

Ante estas situaciones surge la interrogante, ¿sabemos lo que realmente implica la hiperactividad? Suelen decirse muchas cosas en torno a esta característica, sin embargo, veamos detalladamente de qué se trata realmente la hiperactividad.

 

 

¿Qué significa el término Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)?

En realidad, no se puede hablar de este término solo tomando como base su utilización coloquial. Es necesario también poseer una aproximación más completa del tema.

 

Cuando se habla de niños “excesivamente inquietos” podríamos estar frente a un caso de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Es necesario enfatizar la posibilidad, más no el hecho concreto, ya que actualmente se observa un gran número de sobrediagnósticos; es decir, muchos niños “movidos” son llevados a algún especialista y son diagnosticados sin tener necesariamente este trastorno.

 

El TDAH aparece desde muy temprano, y suele ser detectado antes de los 7 años. Como se puede observar el nombre es muy largo; esto se debe a que engloba varias características e incluye subtipos, los cuales analizaremos más adelante.

 

¿Qué tan común es este trastorno?

Este trastorno tiene una considerable prevalencia en la población, ya que se estima que el 5% de la población infantil lo presenta; asimismo, afecta más a los niños que a las niñas. Cabe resaltar que, a nivel de pediatría, es el trastorno neuropsiquiátrico más reportado.

 

¿Es un trastorno neurológico o psiquiátrico?

Es importante aclarar que se dice que es un trastorno neuropsiquiátrico porque es diagnosticado de preferencia por un psiquiatra, psicólogo, pediatra o un neuropediatría, es decir, por profesionales de la salud que tengan una amplia experiencia en el tema. Eso explicaría la parte psiquiátrica, pero cabe resaltar que existe un origen neurológico en este trastorno ya que su aparición depende directamente del funcionamiento del cerebro y los neurotransmisores.

 

¿Solo los niños padecen este trastorno?

Durante mucho tiempo se pensó que era un problema característico solo de los niños, sin embargo, actualmente, este planteamiento ha cambiado radicalmente, pues se reportan casos de adultos que poseen estas características. Usualmente, en ellos suelen prevalecer los “síntomas atencionales”, ya que, por la edad y el deterioro natural de las capacidades físicas, la energía e impulsividad suelen disminuir.

 

Subtipos dentro del trastorno de Déficit de atención e Hiperactividad

Existen subtipos dentro de este trastorno, y actualmente se labora con tres: 1. Tipo Inatento, 2. Tipo Hiperactivo – Impulsivo, 3. Tipo Combinado. Pasaremos a conocer los síntomas más característicos de cada uno a continuación:

 

1. Tipo Inatento

  • Incapacidad para prestar atención a los detalles o tendencia a cometer errores en las tareas escolares u otras actividades por simple descuido.
  • Dificultad para mantener la atención de forma continua en las tareas que lo requieren o en los juegos.
  • Parece que no escuchara cuando se le habla directamente.
  • Dificultad para seguir instrucciones o finalizar encargos.
  • Problemas de organización en sus tareas y actividades.
  • Desagrado y/o tendencia a evitar las actividades que requieren esfuerzo mental sostenido.
  • Tendencia a perder objetos, como juguetes, cuadernos o útiles escolares.
  • Dispersión y facilidad para distraerse con estímulos irrelevantes.
  • A menudo es descuidado en las actividades cotidianas.

 

2. Tipo Hiperactivo – Impulsivo

  • Gestos o movimientos repetitivos de manos o pies que expresan intranquilidad.
  • Dificultad para permanecer sentado en situaciones que son necesarias.
  • Tendencia a correr o trepar de forma excesiva cuando no es apropiado hacerlo.
  • Dificultad para jugar tranquilamente.
  • Sensación de estar siempre "en marcha". Actúan como si tuvieran un motor.
  • Habla excesiva o descontrolada.
  • Lanzarse a responder preguntas de forma impulsiva sin haber escuchado completamente la pregunta.
  • Dificultad para esperar el turno o hacer colas.
  • Tendencia a interrumpir o a inmiscuirse en actividades de otros como conversaciones o juegos.

 

3. Tipo Combinado

Aquí se encontrará una combinación de síntomas de los dos subtipos anteriores.

Como ya mencionamos, en los adultos permanecen más los síntomas atencionales, pero esta afirmación no debe ser tomada como una generalidad, ya que algunos adultos presentan los demás tipos de sintomatología.

Es prudente aclarar también que, en la mayoría de los casos, cuando no se trata de un tipo combinado, los niños presentan una mayor incidencia en el segundo tipo y las niñas en el primero.

Además, en ocasiones suele suceder algo curioso. La inatención e inquietud desaparecen cuando realizan una actividad que despierta gran interés en estos pequeños. Puede ser que se queden tranquilos viendo un programa de televisión que disfruten mucho, leyendo algo que les guste, o simplemente observando algún objeto que encontraron. Esto se debe a la gran curiosidad que caracteriza a estos niños, por lo cual, si algo logra absorberla, no tendrán reparos en dedicarle mucho tiempo.

 

¿Qué debo hacer si mi hijo tiene TDAH?

Previamente se hizo referencia a la tendencia actual de sobre diagnosticar este trastorno, lo cual conduce a que muchos infantes sean medicados precozmente, afectando su vitalidad natural y, en ocasiones, haciéndoles aguantar los síntomas secundarios que los psicofármacos acarrean; por esta razón, su uso en edades preescolares no es recomendado. Esto no significa que el tomar medicación sea necesariamente negativo; hay casos en los que será un apoyo importante frente a la dificultad que puede representar el control de un pequeño con este problema, además, en los casos difíciles, potencia los efectos de las intervenciones psicológicas o psicopedagógicas.

 

Por otro lado, el tema o dificultad principal con estos niños es el manejo de los límites. Al estar llenos de energía siempre estarán realizando algo que la agote. Es por este motivo que la psicoterapia cognitivo-conductual es de gran ayuda para el tratamiento. Especialmente la parte conductual va a ayudar a través del reforzamiento positivo (alabanza), atención positiva, recompensas y privilegios, para que él se anime a modular su comportamiento. Además, aprenderá que así se reduce el conflicto y la vida puede ser más llevadera sin necesidad de complicarla. Es muy provechoso que los padres asistan a sesiones psicopedagógicas donde reciban capacitación constante justamente para el manejo conductual de los comportamientos problemáticos que puedan presentar sus hijos.

Como ya se mencionó, estos niños pueden presentar momentos de aparente tranquilidad y concentración cuando algo atrapa realmente su interés. Por esta razón, es muy recomendable encontrar “eso” que puede captar su atención y potenciarlo al máximo. Muchos de ellos desarrollan grandes habilidades en la música o el dibujo; otros, por ejemplo, se vuelven muy informados en un tema en particular, o desarrollan destreza para armar rompecabezas, etc.

Al tener una gran reserva energética, se les puede ligar también a actividades que involucren esfuerzos físicos importantes. Muchos de estos pequeños suelen ser destacados deportistas en sus colegios; esto hará que cuando estén en casa su conducta sea más tranquila, pues ya habrán agotado buena parte de su energía. Por otro lado, el entusiasmo que le ponen a muchas de las cosas que realizan, facilita que se conviertan en líderes dentro de su grupo de pares.

En ocasiones se suele estigmatizar a las personas que llevan la etiqueta de cierto trastorno, en este caso, muchas veces a los pequeños con TDAH se les conoce como el “niño malcriado”. Hay que aprender a ir más allá de las etiquetas y valorar todo lo que estos niños junto a su gran energía y curiosidad pueden ofrecer.

 

¡Espero que esta información te haya sido útil!

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16/09/2022

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