SALUD DENTAL

 

 

No hay nada que sustituya los hábitos de lavarse los dientes regularmente con cepillo y usar hilo dental. Sin embargo, los alimentos correctos, sobre todo los que proporcionan grandes cantidades de calcio y vitaminas A y C, ayudan a mantener fuertes los dientes y las encías. Al mismo tiempo es importante no bombardear los dientes frecuentemente con meriendas (refrigerios, bocadillos) pegajosas llenas de azúcar, pues crean el ambiente perfecto para que se multipliquen las bacterias que producen la caries.

 

 

NUTRIENTES PARA LOS DIENTES

De la misma forma en que a los huesos les hace falta calcio para estar fuertes, los dientes también dependen de este mineral esencial, particularmente durante los primeros años de la infancia. Los alimentos ricos en calcio son sumamente importantes Sin el calcio los dientes no se forman. En los adultos, el calcio fortalece el hueso que sostiene los dientes para que no se aflojen con el tiempo.

 

Aumentar el consumo de productos lácteos es la mejor protección que se les puede brindar a los dientes. Un vaso de leche semidescremada al 1 por ciento o una ración de yogur, por ejemplo, contienen más o menos 300 miligramos de calcio cada uno, aproximadamente el 30 por ciento de la Dosis Diaria Recomendada (DDR). Se obtienen canti-dades algo menores de los quesos bajos en grasa, así como de algunas verduras de hojas verdes, como las hojas de nabo, el bok choy (repollo chino) y la endibia (lechuga escarola).

 

Sin embargo, se necesita más que calcio para asegurar la salud dental. También hacen falta varias vitaminas, entre ellas la C y la A. El cuerpo utiliza la primera para fabricar el colágeno, una fibra proteínica dura que mantiene fuertes las encías. La vitamina A, por su parte, sirve para formar la dentina, una capa de material parecido al óseo que se encuentra justo debajo de la superficie de los dientes.

 

Es fácil cubrir las necesidades de ambos nutrientes a través de la alimentación. Una ración de media taza de brócoli cocido, por ejemplo, contiene 58 miligramos de vitamina C, casi el 97 por ciento de la Dosis diaria recomendada. Una ración de media taza de cantaloup (melón chino) cuenta con 34 miligramos, el 57 por ciento de la DDR, y una naranja (china).

 

La mejor forma de obtener vitamina A es a través de alimentos ricos en betacaroteno, sustancia que el cuerpo convierte en vitamina A. El camote, es una magnífica fuente; media taza proporciona más de 21,000 unidades internacionales de vitamina A, cuatro veces más de lo que pide la DDR. Otras buenas fuentes de betacaroteno son la col rizada, la zanahoria y la mayoría de las calabazas amarillas o anaranjadas.

 

 

PROBLEMAS PEGAJOSOS

Mientras algunos alimentos ayudan a mantener la salud interior de los dientes, otros los perjudican por fuera. Los alimentos azucarados, por ejemplo, crean la posibilidad de que grandes cantidades de bacterias se multipliquen en la boca. A lo largo del tiempo las bacterias y los ácidos que producen funcionan casi como unas pequeñas fresas dentales. Desgastan la superficie de los dientes y facilitan la formación de caries.

 

Incluso los jugos de frutas que muchas personas toman como una opción saludable a los refrescos (sodas) pueden causar problemas. El jugo es una fuente muy concentrada de azúcar. De hecho, un grupo de investigadores en Suiza descubrió que los jugos de toronja (pomelo) y manzana dañan los dientes más que el refresco de cola.

 

Si bien los alimentos dulces plantean un problema, los pegajosos son aún peores. Esta circunstancia se debe a que tales alimentos se pegan a los dientes, lo cual les facilita a las bacterias permanecer en la boca por mucho tiempo.

 

No es necesario renunciar a un dulce de vez en cuando. Sin embargo, es importante tomar ciertas precauciones. Vale la pena dedicar un momento a cepillarse los dientes después de haber comido una merienda dulce o de tomar alguna bebida con azúcar. Aunque no sea posible cepillárselos, el simple hecho de enjuagarse la boca con agua ayuda a eliminar el azúcar antes de que las bacterias tengan la oportunidad de hacer daño.

 

La fuerza de los dientes no se debe sólo a lo que se come sino también a la forma de comer. La boca produce saliva de forma natural cada vez que se mastica, de modo que entre más se mastique -durante una comida, por ejemplo, o al masticar chicle-, más saliva habrá para llevarse el azúcar de los dientes. Además, la saliva contiene calcio y fósforo, los cuales ayudan a neutralizar los ácidos que se forman en la boca después de haber comido y que pueden dañar los dientes.

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