PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO PARA LAS PIERNAS HINCHADAS Y VARICES

 

 

En todos los casos es útil, sin embargo, la realización de baños de pies a temperatura alterna, que consisten en aplicar con la ducha y sobre la zona de las rodillas, pantorrillas y pies, agua fría, caliente, fría de nuevo y así varias veces, acabando siempre con agua fría. El cambio de temperatura estimula el sistema vascular y si se hacen de forma constante, mejora la elasticidad de las venas (previene su endurecimiento). Las pequeñas venas en las piernas pueden ser tratadas con fomentos o cataplasmas de arcilla, siempre frías porque el calor produce una dilatación de las venas y un empeoramiento de los síntomas de la insuficiencia venosa. Sin embargo, es prácticamente imposible que las pequeñas venas desaparezcan con cualquier tratamiento local, ya que se trata de una lesión de tipo degenerativo y su reparación no es cosa de pocos días, semanas o meses.

 

¿QUÉ SON?

Vulgarmente se entiende por “varices” la dilatación anómala de las venas superficiales de las piernas. Médicamente, variz es toda dilatación de una estructura venosa, habiendo varices esofágicas (muy frecuentes en alcohólicos), varices hemorroidales (almorranas o hemorroides), etc. Cualquier territorio corporal puede presentar varices en su estructura venosa.

 

Las venas de las extremidades inferiores son las más habituales, pues esta zona es la más alejada del corazón y tiene que soportar una presión mayor. Las varices pueden ser profundas o superficiales. Ante todo, debemos de tener en cuenta que la producción de las varices se debe fundamentalmente a la debilidad de la pared venosa. Si ésta fuera lo suficientemente resistente no se dilataría ante cualquier aumento de la presión interna.

 

Otro factor que influye en la aparición de las varices es el aumento de la presión venosa. Es lógico pensar que un tubo elástico se dilata ante un aumento de la presión del líquido que contiene. En las varices esta dilatación se hace crónica.

 

Contrariamente a lo que cabría pensar, la dilatación de las venas no produce una mayor fluidez en la circulación, sino más bien al revés pues, al dilatarse, las válvulas internas que contienen las venas resultan insuficientes para impedir el reflujo de la sangre venosa; esto ralentiza el flujo sanguíneo y produce una cierta predisposición a trastornos de la coagulación de la sangre.

 

LOCALIZACIONES MÁS FRECUENTES

La localización más frecuente del fenómeno varicoso son las piernas. Tras un embarazo a menudo aparecen las venas superficiales hin-chadas e inflamadas, de color azulado. En casos algo más importantes se aprecian parestesias (adormecimiento) de la pierna y pie, incluso dolores punzantes. En casos de mayor intensidad pueden aparecer llagas difíciles de curar, de evolución tórpida, con un alto riesgo de padecimiento de trombosis venosas.

 

El síntoma común a todos los padecimientos varicosos de las extremidades inferiores es el edema (hinchazón), que suele iniciarse en los tobillos a la hora de acostarse y se hace pro-gresivamente más importante a medida que disminuye la circulación.

 

FACTORES DESENCADENANTES

Existen circunstancias que ocasionan la presencia de varices. El embarazo produce un aumento de la presión venosa periférica por varios motivos. El primero es que la embarazada experimenta un aumento global de la cantidad de sangre, lo que ocasiona un ligero incremento de la presión venosa. El segundo motivo, y mucho más importante, es que el feto comprime la salida de las venas de las extremidades inferiores a nivel de las ingles, lo que produce una semi-obstrucción que dificulta la salida de la sangre venosa hacia la vena cava. En las piernas se produce un aumento de presión relativamente mucho mayor que el producido en los brazos. Otro tercer factor que puede coadyuvar al aumento de la presión interna es el estreñimiento, tan frecuente durante el embarazo. La masa fecal no evacuada puede comprimir todas las estructuras de la baja pelvis, entre ellas las venas.

 

En las personas entradas en años la aparición de varices es frecuente por motivos bien distintos. De todas formas, en estas personas el problema principal es la disminución de la circulación periférica, tanto en el terreno arterial como en el venoso. La presencia de varices está ligada con problemas de tipo arteriosclerótico (rigidez de los vasos sanguíneos), tóxico (alcohol, tabaco, etc.), sanguíneo (hiperviscosidad), etc. Hay que considerar, repetimos, que la presencia de varices indica una debilidad de la pared vascular. El hecho de que solo veamos las varices superficiales nos puede hacer creer que solo existen éstas. Debemos pensar que la pierna tiene venas superficiales y profundas, y el aumento de presión interna o la debilidad de la pared vascular se da en ambas.

 

Consejos para las personas con varices e insuficiencia circulatoria periférica

* Deben evitarse el sol y el calor directo en las piernas.

 

* No conviene utilizar medias, calcetines, pantalones o ligas que aprieten las piernas.

 

* Debe prestarse atención al calzado: si aprieta los pies, empeora la circulación.

 

* Es necesario reducir el peso si es superior al deseable.

 

* Si se debe permanecer quieto, de pie o sentado durante un tiempo considerable, habrá que caminar un poco cada media hora. Si no fuese posible, pueden realizarse ciertos ejercicios para mover los pies.

 

* Al dormir, puede colocarse una pequeña rampa a los pies de la cama. Si la altura es de unos cinco centímetros, el retorno venoso mejora.

 

* Hay que evitar el estreñimiento, ya que es una de las grandes cau-sas de varices.

 

* Conviene aplicar frío en las piernas, especialmente agua fría.

 

* Debe hacerse ejercicio regularmente. El mejor es caminar.

 

TRATAMIENTO ALOPÁTICO

El tratamiento oficial alopático o no naturista de las varices consiste enla administración de preparados que disminuyen la viscosidad de la sangre y le dan una mayor fluidez, la aplicación de vendas o medias elásticas que comprimen a las varices o la extracción de éstas. El tratamiento que consiste en extraer la vena (superficial) es muy negativo porque recarga aún más la circulación venosa profunda, con el agravante de que si ya se han extirpado las venas superficiales, las varices de las venas profundas no se pueden volver a extirpar pues dejaríamos sin venas a la pierna.

 

TRATAMIENTO NATURISTA

Hay muchas técnicas naturistas que pueden aliviar, mejorar o curar este padecimiento. Por sí solas ejercen efectos positivos, pero en conjunto son mejores.

 

Dieta. Ésta es de especial importancia cuando se ha apreciado una alteración de la viscosidad de la sangre. Una tasa de colesterol elevada provoca una mayor viscosidad. Como regla general, la dieta deberá ser exenta de grasas y rica en sales minerales (mucha fruta y verdura). La introducción de plantas que mejoren la circulación, como la consuelda, la borraja o la ortiga, puede mejorar el cuadro.

 

Educación postural. El exceso de permanencia de pie ocasiona una mayor predisposición a las varices. Es conveniente, en caso de expe-rimentar problemas de este tipo, sentarse con los pies sobre un taburete; de este modo la presión hidrostática es menor en las piernas y es posible un mejor retorno de la sangre y un alivio pasajero.

 

Ejercicio físico. El ejercicio, en especial de los miembros inferiores, es fundamental tanto para prevenir (profilaxis) como para curar los fenómenos varicosos. El paseo es el ejercicio natural más adecuado, pues provoca un aumento de la circulación. Existe, sin embargo, una serie de ejercicios especiales que pueden ayudar a curar las varices, como podrán apreciar más adelante.

 

Fitoterapia. Hay muchas plantas que pueden utilizarse en el tratamiento de las varices. En los estadios iniciales puede ser útil la ortiga blanca (dos o tres tazas diarias durante un mes), el llantén (aplicar la infusión en compresas) y la salvia (tanto en aplicación interna como externa). En casos más avanzados, se ha señalado la efectividad del ginkgo en extractos, comercializado por la industria farmacológica. En caso de ulceraciones, se administrará fenogreco, llantén y cola de caballo en aplicaciones externas y esta última en infusiones (dos tazas diarias).

 

Geoterapia. La aplicación de compresas frías de arcilla durante una o dos horas puede mejorar el cuadro varicoso, pero son preferibles los métodos explicados anteriormente.

 

Helioterapia. Aunque se sabe que el calor excesivo es perjudicial para las varices, conviene tomar baños de sol periódicos en las piernas afectadas; se harán cuando el sol no sea muy fuerte y durarán unos quince minutos.

 

Hidroterapia. La hidroterapia con agua fría es recomendable en general, pero existe una técnica especial que permite un gran alivio. Consiste en los baños alternos de pies, para lo cual se ponen dos recipientes, uno con agua fría y otro con agua caliente. Se harán baños alternos de cinco minutos en el agua caliente y de un minuto en el agua fría; se repetirá durante tres o cuatro veces y se terminará siempre con el agua fría. El agua será tan caliente como pueda soportar. En personas de edad o debilitadas, el agua no estará tan fría ni tan caliente y el tiempo de permanencia será más limitado.

 

Esta técnica tan sencilla tiene un fundamento fisiológico importante: al introducir los pies en agua caliente se produce una dilatación venosa. Por el contrario, al introducirlos en agua fría tiene lugar una vasoconstricción. El estímulo alterno de dilatación y contracción ayuda momentáneamente a la insuficiencia circulatoria. Si este ejercicio se repite diariamente durante tres o cuatro meses seguidos, aumenta la capacidad de reacción de las venas alteradas. Sin embargo, para que la elasticidad de las venas aumente, se necesita una preparación continua y adecuada. Por regla general, a los tres meses de empezar este método se notan mejorías notorias. Otro método hidroterápico interesante son las fricciones enérgicas de las piernas con agua fría y tela de algodón. Pero no es adecuado si hay tendencia a ulceraciones en las piernas.

 

Masaje. El masaje siempre ayuda en los problemas varicosos, sin embargo, no debe sustituir a la hidroterapia o al ejercicio. Está espe-cialmente recomendado en personas que deben permanecer en cama o con movilidad muy reducida. Hay dos tipos de masaje aconsejables: el masaje tradicional y el drenaje linfático manual, especialmente recomendado en caso de edema maleolar (hinchazón de los tobillos) y que debe ser realizado por un especialista.

 

Vendajes. Los vendajes no son un tratamiento curativo, sino más bien paliativo. Así, si una vena se dilata y se sale de su sitio, se le pone un sujetador que la comprima y la obligue a permanecer en su lugar correspondiente. Supone un alivio solo parcial del dolor, puesto que llevar la pierna tan apretada implica una molestia continua. De todas for-mas, al ser un método que no va encaminado a la recuperación de la estructura afectada, solo es recomendable en personas de edad avanzada, en las que las posibilidades razonables de recuperación son muy limitadas.

 

Los mejores ejercicios para las várices

* La bicicleta invertida. Hay que estirarse sobre la espalda, levantar las piernas y muslos haciendo el pino, apoyándose con los codos en el suelo, e iniciar en esta postura un movimiento de pedaleo. Este ejercicio se deberá hacer diez minutos por la mañana y quince minutos al acostarse. No es aconsejable durante el embarazo.

 

* La bicicleta normal. El ejercicio de pedaleo es conveniente, tanto en la variedad invertida como en la normal. En esta variedad se necesita una bicicleta estática o, todavía mejor, una bicicleta normal, que tiene la ventaja de poder usarse al aire libre.

 

* Estirarse en el suelo, levantar ambas piernas y mantener esta posición duran te diez segundos. Descansar otros diez segundos. Repetir diez veces al levantarse y quince al acostarse. Este ejercicio tiene la ventaja de que pueden realizarlo las personas que deben permanecer en cama.

 

* Estirarse en el suelo, levantar las puntas de los pies hacia arriba, doblando el tobillo, durante cinco segundos y luego llevarlas hacia abajo, intentando tocar el suelo. Repetir el ejercicio durante diez minutos por la mañana y quince al acostarse. Este ejercicio moviliza la mayoría de los músculos de la pantorrilla (gemelos, tibiales, etc.).

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