HIPOGLUCEMIA

 

 

 

Dr. José Luis Berdónces

Médico cirujano

Médico naturista

ESPAÑA

 

 

El páncreas es un órgano que se halla detrás del estómago, que posee una función exocrina (segrega los jugos pancreáticos que van al intestino y ayudan a la digestión de las proteínas y de las grasas) y otra endocrina, que consiste especialmente en la secreción de la hormona insulina, encargada de controlar los niveles de azúcar en la sangre. Si hacemos un símil automovilístico, diríamos que la glucosa es la gasolina del coche y la insulina, la chispa de la bujía que provoca su combustión y desencadena una reacción energética. La función de la insulina es trasportar la glucosa hasta las células del organismo y producir energía, manteniendo los niveles de glucosa en la sangre dentro de unos márgenes más o menos estrechos. El páncreas produce, en condiciones normales, la cantidad exacta de insulina para mantener la glucemia.

 

En la hipoglucemia, el páncreas segrega una excesiva cantidad de insulina o bien es incapaz de mantener los niveles normales de azúcar ante una alimentación desordenada. En algunos casos (pocos) puede tratarse de una enfermedad más seria o un aviso de que se puede iniciar un proceso diabético. En todo caso será el médico quien hará un diagnóstico diferencial.

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CAUSAS

Las personas que sufren crisis de hipoglucemia suelen acabar agobiados por un trabajo o un medio ambiente estresante que curiosamente hasta ese momento los estimulaba. Se trata de un padecimiento bastante frecuente entre ejecutivos, oficinistas y en general entre personas sometidas a estrés. Ello se debe a que el estrés y sus consecuencias (angustia, depresión, excitación, etc.) afectan notablemente el metabolismo de las glándulas endocrinas como el páncreas, las suprarrenales, la tiroides o la pituitaria.

 

Las personas con hipoglucemia suelen tener un cierto desorden alimentario. Muchas de ellas no desayunan, pero luego a media mañana sienten un apetito voraz y comen cualquier cosa que se les ponga por delante (un pastel, un café, una barrita de chocolate, etc.). Es mucho mejor tomar un buen desayuno que prevenga la hipoglucemia.

 

El mecanismo íntimo por el cual el estrés provoca un aumento de la secreción de insulina e hipoglucemia aún no está dilucidado del todo. Sin embargo, una explicación lógica es que el cerebro necesita glucosa y oxígeno como fuentes energéticas indispensables para realizar su función orgánica. Mientras que otros tejidos pueden utilizar de forma relativamente rápida otras fuentes energéticas, como las grasas y en menor medida las proteínas, el cerebro no puede utilizar más que glucosa y es muy sensible a los pequeños cambios de concentración que puedan producirse de esta sustancia. Si existe una reducción moderada de los niveles de glucemia en la sangre, el cerebro puede actuar para regular esta anomalía aumentando los niveles de azúcar en la sangre cerebral. Si a pesar de ello, los niveles siguen bajos, se empiezan a producir todos los síntomas que mencionaremos más adelante.

 

Aunque se ha comprobado que los carbohidratos refinados son los principales culpables de las crisis de hipoglucemia, se ha encontrado también una relación con la intolerancia a ciertos alimentos, relacionándose la hipoglucemia con la respuesta alérgica. La mayoría de los alimentos que provocan alergias alimentarias son también ricos en carbohidratos, entre ellos incluimos los productos derivados del trigo y de la leche, que son sin lugar a dudas los que con más frecuencia provocan estas reacciones. Quizás se tendría que hacer una reflexión de hasta qué punto son el trigo y la leche o los procesos industriales a que son sometidos (que provocan una desnaturalización de su contenido alimentario), los causantes de los problemas.

 

 

SÍNTOMAS

Los síntomas de la hipoglucemia son inespecíficos y difíciles de valorar. Suele comenzar con una sensación subjetiva de no encontrarse bien, con fatiga y falta de energía. Estos síntomas se van acrecentando de forma muy lenta, durante meses, hasta ocasionar una fatiga extrema, que suele acompañarse de otros síntomas como un dolor de cabeza pesado (insidioso, no necesariamente muy doloroso, pero sí muy molesto, que se presenta especialmente antes de las comidas), crisis de irritabilidad y, si la hipoglucemia es más intensa, incluso temblores. Con todos estos síntomas la vida no se disfruta, sino que simplemente se soporta. Esta fatiga e irritabilidad acaban por afectar la vida social, ya que se prefiere estar en casa reposando en el sofá o durmiendo en la cama antes de ir a visitar a los amigos o a la familia, dando una impresión general de enfermedad que no se corresponde con los hallazgos clínicos que pueda encontrar el médico.

 

La hipoglucemia es una causa común de fatiga; sin embargo, debemos asegurarnos de que ésta no se debe a otras enfermedades o a una causa externa. Para determinarlo hay que investigar los hábitos de vida de cada persona.

 

TRATAMIENTO MEDIANTE LA DIETA Y LOS HÁBITOS DE VIDA

Hay que evitar los alimentos que contengan gran cantidad de carbohidratos refinados como pasteles y dulces. Los carbohidratos son principios nutritivos que se convierten en azúcar al llegar a la sangre; de hecho, su composición química consiste en una cadena de azúcares simples unidos entre sí por enlaces. Los carbohidratos con fibra, a diferencia de los refinados, liberan su glucosa y sus azúcares de forma mucho más lenta; estos alimentos deben incluirse en la dieta y entre ellos podemos citar las frutas, los guisantes, las legumbres, los cereales integrales, etc.

 

Comer rápidamente es otra de las costumbres bastante extendidas entre las personas que sufren hipoglucemia. Debemos tomarnos tiempo para comer.

 

Si comemos rápido es difícil, en primer lugar, que tengamos una digestión adecuada, pero además, esta alteración digestiva nos lleva a desaprovechar los alimentos y a aumentar la incidencia de crisis de hipoglucemia. Las comidas fuera de horas, cuando son especialmente ricas en carbohidratos refinados, provocan casi instantáneamente un alivio parcial de los síntomas, ya que el cuerpo ha conseguido la gasolina de reserva que necesitaba para seguir adelante, pero al igual que provoca un alivio instantáneo, también provoca posteriormente una recaída más fuerte, ya que cuando se acaba esta fuente de energía (con los carbohidratos refinados acaba rápidamente), se cae nuevamente en el pozo, formándose un agujero aún mayor.

 

Un desayuno copioso. El primer cambio que debe realizarse consiste en tomar un desayuno suficiente para evitar el cansancio y la irritabilidad a media mañana. Si aun así tenemos apetito a media mañana, podemos tomar algún alimento que no contenga carbohidratos refinados, como un vaso de jugo natural, frutos secos, fruta y evitar a toda costa los dulces, los chocolates y los productos de pastelería.

 

Comer con frecuencia. No es cuestión de comer mucho cada vez, sino de comer varias veces al día. De esta manera evitamos que los niveles de azúcar en la sangre bajen más de la cuenta. Se recomienda hacer meriendas entre las grandes comidas y, si hace falta, tomar un pequeño bocadito antes de acostarse. Esto evitará largas horas de ayuno que pueden desembocar en una hipoglucemia.

 

Dieta rica en fibra. En un estudio del doctor L. Langseth se examinaron diversos tipos de fibra dietética para valorar cuál de ellas prevenía mejor las crisis de hipoglucemia. Entre las fibras vegetales usadas, la pectina de frutas y el salvado de avena fueron las que más retardaron la presencia de hipoglucemias. En otro estudio del doctor Anthony, publicado en la revista Diabetes, se comprobó que los pacientes diabéticos que consumían pectina tenían una menor necesidad de insulina.

 

Dieta rica en proteínas y pobre en carbohidratos. Puede parecer una paradoja que en un proceso marcado por la disminución del azúcar en la sangre, se recomiende reducir precisamente los carbohidratos, formados por azúcares. Sin embargo, los beneficios de una dieta de este tipo han sido comprobados repetidamente en numerosos estudios clínicos realizados en personas que tenían hipoglucemia y diversas formas de intolerancia a la glucosa. La recomendación de evitar los carbohidratos debe centrarse en los carbohidratos refinados (dulces, azúcares, chocolate, pastelería, etc.).

 

Evitar el alcohol. El alcohol, al ser un producto muy energético, puede provocar fluctuaciones importantes en los niveles de glucosa en sangre. Además, es un factor de hipoglucemia debido a que las bebidas alcohólicas aumentan la acidez gástrica y provocan una mayor formación de secretagogos por el estómago, los cuales estimulan las células beta del páncreas, que producen la insulina. De este modo, tras la ingestión de alcohol, con frecuencia se sucede una secreción importante de insulina, lo cual puede conducir a la hipoglucemia.

 

Evitar el café. La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central, favorece la hipoglucemia y disminuye el apetito.

 

No fumar. El tabaco hace que el hígado libere glucógeno, lo cual aumenta inicialmente la glucemia en la sangre, pero secundariamente puede provocar una hipoglucemia. Además, y aunque sea evidente, recordemos que no es bueno para la salud.

 

Aprender a relajarse. Es importante saber manejar el estrés y la ansiedad. Aunque en muchos casos el mismo estrés puede convertirse en una especie de droga de la cual queremos mucho y más, es importante y especialmente en estos casos, aprender a reducir los niveles de tensión corporal. Técnicas de relajación como por ejemplo la relajación de Schultz (reducción de la tensión muscular mediante la respiración y el autocontrol) pueden ser de extrema utilidad. En general es más importante la constancia que realizar largas horas de meditación o relajación. Se trata de un entrenamiento y puede costar más o menos, pero una vez aprendido es suficiente practicar un cuarto de hora al día.

 

Suplementos. El principal tratamiento es, sin duda, la dieta y los cambios en el estilo de vida. Sin embargo, se ha propuesto el uso de suplementos dietéticos como el magnesio y el cromo, cuyas características aparecen a continuación:

 

* Magnesio. Reduce moderadamente la secreción de insulina, aumentando los niveles de azúcar en la sangre. Este suplemento es útil cuando la hipoglucemia se debe a una deficiencia de magnesio.

 

* Cromo. Se ha relacionado la deficiencia de este oligoelemento con la función endocrina del páncreas, tanto en lo que se refiere a los casos de diabetes, como a los de hipoglucemia. El doctor Anderson y sus colaboradores dieron a un grupo de personas que padecían hipoglucemia 200 mcg de cloruro de cromo, observando mejorías en los niveles de glucosa en el plasma, que persistieron al menos durante tres meses.

 

 

 

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