CUIDADOS NATURALES PARA EL PIE DIABÉTICO

 

 

Se estima que el 15 por ciento de los diabéticos desarrollarán una lesión en el pie a lo largo de su vida. El pie diabético se caracteriza por la aparición de heridas y úlceras en los pies, y es más probable que se desarrolle cuando aparecen complicaciones como la neuropatía (pérdida de sensibilidad) y la enfermedad vascular periférica (oclusión de los vasos sanguíneos del pie y la pierna). Ambas complicaciones se relacionan con un mal control de la enfermedad a lo largo del tiempo, es decir, en pacientes con un tiempo de evolución de la enfermedad muy largo (superior a los 10 o 15 años) y un mal control metabólico.

 

 

CAUSAS

La causa es el deterioro de las arterias periféricas que irrigan el pie, que se complica a menudo por el daño de los nervios periféricos de esa zona y que provocan trastornos sensoriales, úlceras en la planta del pie, atrofia de la piel y finalmente infección. Debido a la oclusión de las arterias que llevan sangre a los pies se puede llegar a producir gangrena. Por ello, el pie del paciente diabético es muy sensible a todo tipo de traumatismo: el talón y las prominencias óseas son especialmente vulnerables.

 

 

 

SÍNTOMAS

Es frecuente que las lesiones propias del denominado pie diabético trascurran sin dolor, debido a lo cual se suele agravar la lesión antes de que el paciente acuda al médico especializado.

 

 

PREVENCIÓN

- Lavarse diariamente los pies (aunque no hay que remojarlos) con agua tibia, cuya temperatura haya sido probada previamente con la mano. Se deben secar los pies con meticulosidad, prestando atención especial a los espacios interdigitales (entre los dedos).

 

- Cortar las uñas de los pies con cuidado y no dejarlas más cortas que el extremo del dedo. Los pacientes con mala vista o manos temblorosas deben pedir que otras personas se las corten para evitar problemas.

 

- Observar los pies con frecuencia, buscando detenidamente zonas resecas y fisuras en la piel, sobre todo alrededor de las uñas y en los espacios interdigitales.

 

- Espolvorear los pies con talco de almidón o chuño si la piel está muy húmeda, y aplicar crema hidratante o aceite de coco, si la piel está seca.

 

- Las plantas deben observarse con la ayuda de un espejo o por otra persona.

 

- Tener especial cuidado con los callos y las durezas, que deben ser atendidas por un podólogo.

 

- No utilizar antisépticos potentes como el yodo ni callicidas.

 

- No emplear bolsas de agua caliente. Es preferible abrigarse con calcetines.

 

- Los zapatos deben ajustar bien pero sin apretar y tienen que ser confortables y cómodos de manera que los dedos tengan espacio para descansar en su posición natural.

 

- Los zapatos nuevos deben usarse progresivamente, una vez cada cierto tiempo y aumentar poco a poco el tiempo de uso.

 

- Usar calcetines de algodón, jamás sintéticos. Deben ser de la talla adecuada y no tener costuras ni zurcidos que puedan producir presión o heridas. Deben cambiarse diariamente.

 

- Caminar con los pies descalzos es peligroso, ya que el pie se puede lesionar y una pequeña herida puede tardar mucho en curarse.

 

- No fumar. El cigarrillo es muy perjudicial para los diabéticos porque produce vasoconstricción.

 

- Si aparecen ampollas o infecciones en el pie, deben dirigirse inmediatamente al médico tratante.

 

- Llevar un control glucémico (azúcar en sangre) estricto.

 

Los consejos de prevención son una vez más, parte del inicio del tratamiento, y este síndrome debería complementarse con la estricta supervisión de su médico

 

CUIDADOS

- El tratamiento de la ulceración del pie de los pacientes diabéticos debe orientarse inicialmente contra su causa, concretamente contra la presión. El alivio de la presión plantar puede conseguirse con el reposo en cama y evitando apoyar, dentro de lo posible, el pie.

 

- Proteger la circulación evitando el uso de zapatos o medias ajustadas.

 

- Al lavarse los pies utilizar un par de gotas de aceite esencial de lavanda diluido en un litro de agua para enjuagar el pie luego del lavado, de esa manera se ayuda a prevenir y tratar la infección que pueda aparecer o que ya haya aparecido.

 

- Colocar en un vaso el contenido de un sachet de cloruro de magnesio y zinc, agregar el jugo de un limón, y luego añadir medio vaso de agua. Tomar una dosis en ayunas y otra al acostarse.

 

- Y como es lógico, controlar los niveles de glucosa y observar si se encuentran dentro de los límites permitidos.

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