Amigdalitis

Las anginas son simplemente una faringitis complicada, en la cual se produce una inflamación, enrojecimiento e hinchazón de las amígdalas (situadas a ambos lados de las campanillas) y en ocasiones también se forma pus, en cuyo caso hablaremos de una amigdalitis purulenta.

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A diferencia de la faringitis simple, las anginas con pus son un proceso mucho más peligroso como muchos padres sospechan. Las anginas provocan con frecuencia fiebre alta, que fácilmente supera los 39°C, y dolor de garganta, que impide alimentarse con normalidad debido al dolor que provoca tragar alimentos no líquidos. Cuando este proceso se presenta en niños, las madres y padres suelen pensar que sin alimentarse un día o dos el hijo puede sufrir daños irreparables. La fiebre, además, recrea los temores atávicos a la muerte del hijo o a las convulsiones; temores en parte debidos a una educación sanitaria tremendamente alarmista y a la falta de información para manejar la fiebre por métodos simples y naturales.

 

La mayoría de anginas, a pesar de ser tratadas con antibióticos, no cursan con pus. La amigdalitis purulenta, según la medicina oficial, debería ser tratada con antibióticos debido a que si la infección está producida por un estreptococo determinado (llamado beta-hemolítico de Lancefield), puede producir a mediano plazo una fiebre reumática, con alteraciones de las válvulas del corazón; se trata de un problema serio, aunque infrecuente, que requiere tratamiento con antibióticos.

 

La extirpación de las amígdalas, tan frecuente hace treinta años no se ha demostrado que sea eficaz en la prevención de las infecciones de las vías respiratorias altas. Sí lo es en la prevención de la amigdalitis, ya que sin amígdalas, éstas no se pueden inflamar; pero si existe una tendencia a sufrir afecciones linfáticas, suele ocurrir que la infección no desaparece sino que cambia de localización, y en vez de anginas, nos encontramos con faringitis, sinusitis, otitis o laringitis de repetición. La extirpación de las amígdalas sí está indicada (como mal menor) en casos de amigdalitis purulentas de repetición en que hay una sospecha fundada (mediante análisis) de que pueden provocar una fiebre reumática.

 

TRATAMIENTO NATURISTA

Gárgaras. En el caso de la irritación faríngea, los gargarismos con agua de manzanilla o con una decocción algo concentrada de hojas de zarzamora son un remedio muy adecuado Estas infusiones de carácter astringente pueden evitar, especialmente si se toman en las fases iniciales, que la inflamación de la mucosa faríngea se extienda a las mucosas adyacentes de la nariz y oídos, o que descienda hacia la mucosa laríngea y bronquial.

 

 

 

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La zarzamora (Rubus fructicosus) favorece la expulsión de las mucosidades y alivia el dolor.

 

Esta decocción debe ser muy concentrada (una cuarta parte o la mitad de hojas que de agua). Para elaborarla hay que hervir la planta cinco minutos a fuego lento. Cuando se hacen gargarismos hay que procurar que el líquido esté algún tiempo en contacto con la mucosa inflamada. Esta decocción se puede conservar, aunque por tiempo limitado.

 

 

Hidroterapia. Al igual que en otros procesos respiratorios, la hidratación es una de las medidas más interesantes para el tratamiento de la faringitis. Conviene beber muchos líquidos, en especial agua, jugos de frutas y tisanas.

 

Las envolturas y cataplasmas combinan los efectos de las compresas con los de las hierbas u otras sustancias. Se aplican sobre la piel (directamente o mediante un paño húmedo) de una sustancia caliente y húmeda, cubierta con un paño de algodón o lino, y con una segunda cubierta de plástico impermeable (o bien una bufanda de lana).

 

Dieta. La dieta debe ser rica en vitamina C. En caso de faringitis especialmente molesta, puede ser necesario hacer una dieta líquida. En este caso son muy útiles los jugos de frutas y los purés de verduras con poca sal.

Reposo. El reposo de la voz es uno de los aspectos más importantes en el tratamiento de la faringitis. Cuando ésta se complica con la afonía, es posible que estemos padeciendo también de una laringitis. No debemos exponer la faringe a temperaturas extremas, por lo que se evitarán las bebidas de la nevera, los helados, y las sopas hirviendo.

Plantas medicinales. Se administran en forma de tisanas, si bien es más eficaz una aplicación directa sobre la zona afectada haciendo gargarismo, que pueden realizarse con 100g por litro de agua de hojas de zarzamora (Rubus fructicosus), 100 g/l de agrimonia (Agrimonia eupatoria), o con 60 g/l de flores de gordolobo (Verbacum thapsus).

 

 

 

 

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