ALCOHOLISMO

 

 

En América Latina, el Perú se encuentra en el sexto lugar de consumo de alcohol. Asimismo, se estima que actualmente podría haber más de un millón de adictos a esta sustancia en el país. La situación se vuelve más preocupante con este dato: 6 de cada 10 estudiantes probaron alcohol antes de los 14 años.

 

Teniendo en cuenta lo mencionado líneas arriba, evidentemente no es nada complicado que algunas personas desarrollen alcoholismo, es decir, adicción al alcohol.

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La adicción

Ante todo debemos aclarar qué es una droga: Simplemente es toda sustancia que una vez que ingresa al cuerpo, produce cambios en el funcionamiento del cerebro, los que ocasionarán distintos tipos de alteración en la percepción, pensamiento, lenguaje, conducta, etc. Es evidente que el alcohol encaja dentro de este concepto; su legalidad no lo excluye de esta definición.

 

Habiendo dejado en claro el término, pasemos a entender qué es una adicción: Es una enfermedad. Se usa esta palabra ya que posee síntomas y signos, los cuales permiten su diagnóstico, el cual analizaremos más adelante.

 

Se dice que la adicción es un problema bio-psico-social:

 

* Biológico. Es evidente que es un problema biológico, ya que las drogas afectan -sin excepción- directamente al cerebro, y su uso frecuente y no controlado puede causar severos daños al mismo. Pero dicho órgano no será el único afectado, también se daña el corazón, los pulmones, estómago, hígado, etc.

 

* Psicológico. Como consecuencia directa de los efectos al cerebro. Diversas funciones psicológicas se dañarán por el consumo. Se han observado muchos casos en los que la memoria, percepción, autocontrol, pensamiento, lenguaje, entre otros, se han visto seriamente afectados a largo plazo, lo que generará un fuerte deterioro en las diversas actividades que un individuo tiene que asumir.

 

* Social. La adicción no sólo afecta a la persona que la padece; quienes se ven inmediatamente aquejados por el problema son los familiares, especialmente quienes viven con el sujeto en cuestión. Del mismo modo, sus relaciones más cercanas también se verán perjudicadas. Hay que tomar en cuenta que en el centro laboral o de estudios su rendimiento declinará drásticamente.

 

Otro criterio a tomar en cuenta es que la adicción es progresiva, esto quiere decir que esta enfermedad avanzará poco a poco, la literatura describe etapas bien definidas:

 

Experimental. Esta etapa consiste en la toma de contacto con la sustancia, en el caso que nos ocupa, sería la primera vez que la persona ingiere alcohol. Si se vuelve a consumir, ya no se estaría en esta fase, se daría paso a la siguiente.

 

Social. Aquí el consumo aumenta gradualmente, se pasa a hacerlo con cierta frecuencia, generalmente en situaciones sociales como reuniones o cumpleaños. La persona puede controlar sin problema la cantidad de alcohol que toma y el motivo principal por el que se reúne no es el beber, es el evento social en sí.

 

Habitual. El nombre de esta etapa ya nos da pistas sobre lo que involucra. Se establece un hábito de consumo, la persona ya tiene cierto patrón. El principal motivo para beber se empieza a trasladar de la situación social al beber en sí mismo, es frecuente oír expresiones coloquiales como: vamos a “chupar”, necesito trago, me agrada sentirme ebrio (a). Toda esta situación indica que el alcohol empieza a asumir un rol protagónico en la vida del individuo; pero a pesar de esta situación, el hábito puede ser dejado de lado en ocasiones, pudiendo controlar el consumo.

 

Abuso. Empiezan a aparecer ciertas consecuencias que generan problemas para la persona, especialmente en el ámbito laboral y familiar; sin embargo, el consumo continúa. Este es un paso previo a la adicción.

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Adicción. Es la etapa que nos interesa de este artículo, se le llama también dependencia porque, de alguna manera, la sustancia se vuelve necesaria para que el adicto se sienta bien y no sufra ciertas consecuencias severas (síndrome de abstinencia) por detener el consumo. La adicción tiene seis criterios bien definidos, los cuales constituyen los signos y síntomas que la constituyen como una enfermedad. Es momento de describirlos para lograr comprender mejor la gravedad de este problema:

 

* Deseo compulsivo. Existe un fuerte deseo de consumir la sustancia, en este caso vamos a hablar del alcohol. Estas ganas pueden ser tan intensas que, a veces, surgen espontáneamente, son invasivos y perturban al sujeto al punto de tener que beber para calmarse.

 

* Tolerancia. Tolerar significa aguantar algo, soportarlo. En este caso, hace referencia a la capacidad de la persona de tolerar cada vez más cantidad de alcohol. Si en un inicio se embriagaba con dos botellas de cerveza, luego necesitará cuatro, después seis, y así sucesivamente.

 

* Síndrome de abstinencia. Conjunto de síntomas que aparecen cuando el consumo se disminuye o suspende. Estos pueden ser cognitivos (pensamientos y recuerdos de consumo), conductuales (agitación psicomotriz, agresividad, etc.), fisiológicos (sudoración, palpitaciones, etc.), entre otros. Todo lo mencionado va a generar un gran malestar en la persona, siendo la única manera de solucionarlo, el volver a beber.

 

* Incapacidad para controlar el inicio o el final del consumo. Si tiene alcohol al frente, es muy difícil que el adicto se resista al consumo, por lo general beberá y ahí surgirá otro problema, tendrá serias dificultades para poder detenerse; y considerando la tolerancia desarrollada, es muy probable que tome hasta extremos lamentables y deje de hacerlo sólo porque ya no puede continuar.

 

* Abandono de actividades por el consumo. Indudablemente, ciertas responsabilidades serán dejadas de lado progresivamente mientras la adicción vaya avanzando. Tendrá problemas en casa con la pareja e hijos, generará incumplimientos en el área laboral que pueden hacer que pierda su empleo, no rendirá bien en los estudios, etcétera. Serán varias dimensiones en las que tendrá serias dificultades simultáneamente.

 

* A pesar de los problemas, el consumo continúa. La persona va a seguir bebiendo a pesar que diferentes áreas de su vida se estén deteriorando de manera muy fuerte. Pareciera que la voluntad desaparece y que la sustancia ha tomado el control de su vida.

 

Como se puede apreciar, el alcoholismo y cualquier adicción es un problema muy complejo. Son muchas las razones posibles por las que se podría generar, por tal motivo, es muy importante que se pase a una breve revisión de las mismas y así poder ayudar con la detección de ciertos signos de alerta que pueden ser muy útiles a la hora de elaborar una tarea preventiva.

 

Causas

Se sabe actualmente que existe un importante componente genético. Esto quiere decir que el potencial adictivo es heredable. Si es que hay antecedentes familiares de alcoholismo, es probable que esto se repita. Se puede decir que el cerebro de un adicto ha pasado por un proceso de neuro-adaptación a la sustancia, esto quiere decir que el funcionamiento cerebral ha cambiado en cierta medida para manejar las cantidades de alcohol o droga que le llega. Probablemente, una persona con antecedentes de alcoholismo tenga que beber más que sus pares para alcanzar los mismos efectos, esto puede predisponerlo a ser dependiente.

 

Se suele hablar también de personalidad pre-mórbida, lo cual significa que ciertos tipos de personalidad pueden facilitarle a alguien el camino a la adicción. Por ejemplo, se sabe que el Trastorno Antisocial de la Personalidad es uno de los más asociados a problemas de consumo en varones y el Trastorno Límite de Personalidad en mujeres. Ambos se caracterizan por una fuerte impulsividad, no considerar consecuencias y búsqueda de estimulación constante.

 

Otros trastornos psiquiátricos también pueden predisponer a alguien a desarrollar una adicción, los que más se han observado en la práctica clínica son: Trastorno Bipolar, Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad, Trastornos de Ansiedad y, Trastornos Psicóticos.

 

Finalmente, existe también una teoría sistémica de las adicciones. Esta señala que la adicción surge en el seno de una familia disfuncional, en la cual los roles no están bien definidos y la dinámica es muy caótica. Es así como uno de los miembros reaccionará ante los problemas como un síntoma: la adicción. Esto permitirá que el resto de familiares se cohesionen alrededor de su problemática y así evitará que el ambiente en su entorno siga tan complicado.

 

Tratamiento

Lo que se necesita en un inicio es un proceso de desintoxicación, lo cual requiere que el alcohólico deje de tomar; pero la evidencia demuestra que esta actitud por sí sola no es suficiente. Es muy importante el apoyo psicoterapéutico, teniendo, en este campo, muchas opciones para elegir, pero en nuestro país el modelo que predomina es el cognitivo-conductual, esta perspectiva se propone el controlar las contingencias que llevaron al consumo, evitar exponer al adicto, tratar de promover el consumo cero, implementar cambios en el estilo de vida y fomentar nuevos hábitos, etc.

 

Asimismo, es importante el apoyo psicofarmacológico, especialmente cuando el síndrome de abstinencia está presente, lo que será útil para controlar los impulsos y otros síntomas asociados que han podido predisponer a la persona previamente a una adicción. Finalmente, el compromiso a nivel de sistema, es decir, de la familia, es también muy importante, ya que ellos viven directamente afectados por este problema, y muchas veces contribuyen a que esta enfermedad se siga agravando.

 

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