MAGNESIO, UN MINERAL NEUROPROTECTOR

Los estudios de resonancia magnética nuclear (NMR) de trauma al sistema nervioso central (SNC), han demostrado que la concentración intracelular del magnesio libre, declina luego del daño. Esta caída fue asociada con una reducción en la concentración cerebral del magnesio tisular total. Las reducciones en ambas concentraciones se podrían prevenir o atenuar con tratamientos dirigidos a mejorar el resultado neurológico inhibiendo los factores específicos de lesión, tales como los aminoácidos excitatorios y los péptidos opioides. Más aún, la extensión de estos cambios en la concentración de magnesio en el SNC y su atenuación con una diversidad de tratamientos han sido correlacionados al resultado neurológico. Por tal razón, se ha planteado que la concentración citosólica del magnesio libre, juega un rol central crítico en la determinación del grado de déficit neurológico que se llega a expresar tras un daño traumático al SNC. Los estudios más avanzados indican que la concentración de magnesio es importante en el desarrollo del daño tisular irreversible tras una lesión cerebral traumática.

 

Daño tisular irreversible                                                                                                        El daño tisular irreversible seguido a un trauma del SNC es causado tanto por eventos mecánicos que ocurren al momento de la lesión, como por eventos fisiológicos y bioquímicos que se inician al momento del trauma, pero que ocurren desde horas hasta días después del mismo. Estos eventos retrasados o secundarios causan daños que pueden prevenirse potencialmente o por lo menos atenuarlos, considerando que los factores y mecanismos asociados con el desarrollo de este daño secundario puedan ser identificados.  

Muchos factores de lesión secundarios han sido identificados, sin embargo, la importancia relativa de cada factor y sus relaciones con otros factores de daño permanecen sin esclarecer.

 

Rol del calcio y magnesio                                                                                                  Desde hace tiempo se ha reconocido que el calcio podría jugar un papel fundamental en el daño tisular. De hecho, se ha reportado que el calcio se encuentra centrado a una vía común final que lleva a la muerte celular. Aunque se sabe que el magnesio es fundamental para virtualmente todas las funciones celulares, el rol de este ion no ha sido aceptado totalmente, a pesar de que existe un gran número de estudios que demuestran el potencial rol regulador del magnesio en la expresión del metabolismo celular. Aunque existen diversas razones para esta omisión, la falta de una tecnología adecuada para detectar cambios en las concentraciones de magnesio libre, podría ser la principal responsable.  

 

Estudios recientes sobre daño cerebral traumático utilizando la espectroscopia de resonancia magnética nuclear por fósforo (NMR) han provisto la primera evidencia directa de que el magnesio intracelular libre puede someterse a cambios significativos de suficiente magnitud para ejercer un considerable control metabólico.

 

En la actualidad están apareciendo observaciones similares en diversos estudios que sugieren que los cambios en el magnesio libre también podrían ocurrir en una variedad de otros tejidos, con las consecuentes alteraciones en las funciones celulares asociadas. Este renovado interés en el magnesio se deriva directamente de la habilidad que tiene el NMR para medir la concentración del magnesio libre.

 

La observación realizada por Cohn y Hughes, de que el magnesio puede enlazarse al ATP y causar un cambio de la concentración dependiente en los desplazamientos químicos, fue la base para las mediciones del magnesio libre, tal es así que se considera como el antagonista del calcio fisiológico. Esta habilidad para regular el transporte del calcio ha sido propuesta como el mecanismo por el cual el magnesio ejerce sus efectos sobre el tono vascular. Más aun, debido a que el mantenimiento de la integridad de la membrana plasmática es dependiente del magnesio, una gran cantidad de procesos dependientes de la membrana podrían verse afectados por cualquier declive en la concentración de este mineral. Estos incluyen enlazamiento receptor, fluidez de la membrana y actividad enzimática enlazada a la membrana tal como la ATPasa-Na/K+.

 

Propiedades reguladoras del magnesio                                                                                 Las propiedades reguladoras del magnesio sobre más de 300 enzimas significan que ejerce un efecto sobre un gran número de vías metabólicas, incluyendo la glicólisis, el ciclo de Krebs y la fosforilación oxidativa. Desde un punto de vista bioenergético, el magnesio es esencial porque es indispensable para todas las reacciones de la transfosforilasa. Por lo tanto, cualquier reacción que use o produzca energía necesita magnesio. Esto puede ser particularmente importante cuando un tejido dañado se recupera del trauma.

 

En el Congreso Mundial de Magnesio en Los Ángeles (California) en el 2005, al cual asistimos, se presentó un estudio científico sobre la aplicación de sulfato de magnesio intravenoso (IV) durante las primeras 4 horas de ocurrido un TEC, lo cual disminuía más de un 50% del edema cerebral. El Dr. Burton Altura apoyó esta ponencia, y además nos honró con su presencia y la incorporación del Instituto Bien de Salud del Perú (de investigación de magnesio) a su equipo.

 

Está claro, luego de conocer la evidencia acumulada, que el magnesio es un ion crítico en la determinación de lesiones tisulares irreversibles luego de un neurotrauma. La relación entre el magnesio y el calcio ciertamente necesita mayor investigación para establecer el papel respectivo que cada catión juega en el proceso de una lesión, no solo para la investigación de los neuro traumas, sino también para la aplicación de este conocimiento a otras condiciones patológicas como el derrame y el infarto cardiaco. Con el desarrollo de métodos más sensibles para determinaciones in vivo de los cationes divalentes, una comprensión de los mecanismos de daño celular irreversible llevará indudablemente a intervenciones farmacológicas más apropiadas. 

 

Infarto cerebral y el magnesio                                                                                                 Es cierto que el infarto es la tercera causa principal de muerte en muchos países del mundo, y la causa más común de incapacidad en adultos. Un infarto isquémico ocurre cuando un vaso cerebral se cierra, obstruyendo el flujo de la sangre hacia una parte del cerebro.  Se estima, por ejemplo, que, en Estados Unidos, cada año, 700.000 norteamericanos sufren un infarto. Si no mueren en ese momento, casi el 25% de ellos morirá en un año por la falta de un tratamiento adecuado. Esos 1.2 millones de norteamericanos que han sobrevivido a los derrames cerebrales, ahora muestran serias incapacidades que afectan su vida diaria. Es importante cómo se tratan los derrames, porque la lista de incapacidades de pacientes de 65 años o más, seis meses después de haber sufrido un derrame, es demasiado extensa. Si se observan detalladamente las complicaciones posteriores, se halla que el 50% sufre parálisis en un lado de su cuerpo, el 35% tiene síntomas de depresión, el 30% no puede caminar sin ayuda, el 26% necesita ayuda con las actividades diarias, el 26% está viviendo en casas de reposo y el 19% tiene problemas de lenguaje o para expresarse.

 

El costo para el cuidado de las víctimas de infarto en el mundo es de miles de millones de dólares. La mayor parte de las personas piensan que con tomar una aspirina al día prevendrán la acumulación de una plaqueta, o la formación del coágulo que ayudará a prevenir un infarto. Sin embargo, la verdad es que la aspirina puede prevenir un infarto en solo 3 de cada 100 mujeres; y no parece prevenirlo en hombres. La aspirina no es el tratamiento preventivo correcto para un infarto, y esa idea se lleva a casa aun cuando sabemos que la aspirina causa sangrado gastrointestinal en 8 de cada 100 personas y algunas veces con consecuencias fatales. Se estima que 20.000.000 de personas toman aspirina diariamente para prevenir accidentes vasculares. La evidencia para recomendar tomar aspirina no es muy sólida. Millones de pacientes con ataques al corazón, derrames, angina de pecho, diabetes y factores de riesgo por enfermedad vascular toman aspirina recetada por sus médicos para prevenir ataques al corazón y derrames.

 

Cuatro estudios iniciales con uso de aspirina para prevenir ataques al corazón no demostraron beneficio alguno. Adicionalmente, se realizó un estudio sobre los médicos de los EE. UU., que utilizaron Bufferin (aspirina y magnesio). Este estudio no mostró reducción alguna en los ataques fatales al corazón y ninguna mejora en el índice de supervivencia, pero había una disminución del 40% en el número de ataques al corazón no fatales. Era muy probable que ese efecto benéfico lo realizara el magnesio, pero fue ignorado. La disminución en el gran número de los ataques al corazón probablemente resultó del magnesio que contiene el Bufferin.

 

Una vez que ocurre un infarto cerebral, se limitan las opciones de tratamiento, una de las cuales es tomar más aspirina. Si la dosis es demasiado alta, sin embargo, corre el riesgo de sangrado gastrointestinal, zumbido en los oídos y pérdida de audición. Hay otros medicamentos llamados acumuladores antiplaquetarios que pueden reducir el riesgo, pero los efectos secundarios conllevan diarrea, irritación en la piel y la agranulocitosis, una infección que destruye los glóbulos blancos.


Los agentes neuroprotectores más estudiados en infartos graves bloquean el receptor (NMDA). Dextrorphan, un antagonista de NMDA no competitivo y metabolito del inhibidor de la tos, fue el primer antagonista NMDA estudiado en pacientes humanos con infarto. Desafortunadamente, el Dextrophan causó alucinaciones y agitación; también produjo hipotensión, lo cual limitó su uso. El magnesio es un agente con acciones en el receptor NMDA y con una baja o nula incidencia de efectos secundarios. Puede reducir la lesión isquémica aumentando el flujo de sangre regional, contrarrestando los canales de calcio sensibles a la tensión y bloqueando el receptor NMDA.

 

Usando tratamientos de magnesio, se observa la tendencia hacia un mejor resultado funcional en pacientes en 30 días, cuando los tratamientos comienzan en el plazo de 24 horas del inicio versus los controles. La administración de sulfato de magnesio por vía intravenosa durante la fase hiper severa del infarto demostró ser segura en un ensayo abierto, en el cual más del 70% de pacientes fue tratado en menos de 2 horas desde el inicio de los síntomas.

 

La Dra. Carolyn Dean señala: “El magnesio es importante para bajar la presión arterial, cuidando que el músculo del corazón no produzca espasmo y reduciendo el colesterol (por el mismo mecanismo que la droga estatina), pero puede ayudar a curar el daño en el cerebro causado por un infarto”.

 

El magnesio es un cofactor importante en la síntesis del metabolismo y de la proteína; se une a un complejo con el trifosfato de adenosina. El magnesio actúa como un bloqueador del receptor NMDA no competitivo; inhibe la liberación de neurotransmisores excitatorios en el nivel presináptico y bloquea los canales de calcio dependientes de tensión. Por otra parte, se ha demostrado que, al inhibir la despolarización anóxica y la depresión cortical propagada, ambos objetivos potenciales para el tratamiento neuroprotector, el magnesio también ejerce efectos vasculares tales como reforzar la vasodilatación y aumentar el rendimiento cardiaco.

 

El sulfato de magnesio administrado por vía intravenosa protege las neuronas isquémicas. La neuroprotección puede deberse a la cantidad de propiedades del magnesio: la vasodilatación por sulfato de magnesio aumenta el flujo de sangre en la corteza isquémica (Chi et. al.,1990), mientras aumenta el rendimiento cardiaco; previene el vaso espasmo cerebral (Kemp et. al., 1993); es bloqueador endógeno no competitivo de los receptores nmda (nowak et.al. 1994; Harrison y Symmonds, 1985), una propiedad que puede ser responsable por su eficacia como anticonvulsivo (The Eclampsia Trial Collaborative Group, 1995); y contrarresta la entrada del calcio a las células a través de canales múltiples (Iseri y French, 1984).

 

En conclusión, el cloruro de magnesio tiene varias ventajas sobre otros agentes neuroprotectores que se encuentran actualmente disponibles o en desarrollo. Un galón y medio de cloruro de magnesio al año, con un costo máximo de 180 dólares americanos, haría más para prevenir infartos de manera segura, y sin los efectos secundarios de otros medicamentos.

 

¡Esperamos que esta información les haya sido útil! 

 

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